CRU y mercado del cobre: “Vemos recuperación el próximo año, pero más lenta”
Erik Heimlich, analista principal del organismo, aborda con MINERÍA CHILENA los impactos económicos y operacionales para la industria del cobre, producto de la pandemia de Covid-19.

Un precio de la libra de cobre de US$2,36 para este año y un valor similar para 2021 es la proyección que maneja CRU. El analista principal del organismo, Erik Heimlich, detalla a MINERÍA CHILENA que prevén “una recuperación el próximo año, pero un poco más lenta de lo que habríamos pensado antes, con una mejora de tipo U en vez de una con gráfico tipo V”.
En ese contexto, comenta que las cifras comenzarían a tener un repunte a partir de 2021, pero con una pérdida de consumo que será permanente, y que pese a tener un crecimiento positivo el próximo año, este será insuficiente para recuperar lo perdido durante 2020.
Desde el punto de vista operacional, Heimlich destaca el rol de las empresas mineras frente a la crisis sanitaria, considerando que han “reaccionado sorprendentemente bien”.
Recesión económica
Experimentaremos una recesión mundial debido a la crisis Covid-19 ¿Cuán visibles son los impactos y por cuánto tiempo?
Definitivamente va a haber una recesión. La visión que tenemos en CRU es un poco más pesimista de lo que era en marzo; no tan lejos de lo que ha sido anunciado por distintas instituciones. En términos de crecimiento económico, para este año estamos viendo una contracción de 3% a nivel global, con una contracción de China que es significativa obviamente para el cobre.
Este no es un cambio tan grande de lo que proyectábamos antes, pues su economía ya se está recuperando de a poco, a medida que se han ido levantando las medidas de cuarentena. Pero, de todas maneras su crecimiento lo estimamos en 2% en 2020, es decir muy por debajo de lo que ha estado en los últimos años.
También hemos hecho una revisión en Estados Unidos, donde esperamos que su actividad sufra una contracción de un 5%, eso es bastante significativo. Hace un mes estábamos viendo una sólo contracción levemente negativa. Como dato, esto es el doble en términos de la Crisis Financiera Global (2008). Finalmente, en Europa también estamos viendo una caída bastante fuerte en torno al 6% del PIB.
A nivel cuprífero, tenemos una estimación que el consumo de cobre refinado en China se contrajo alrededor de un 22% durante el primer trimestre de este año. Pensamos que ese impacto se va a producir un poco más tarde en Europa y Estados Unidos, que son grandes consumidores del metal, porque las medidas que han tomado los gobiernos y el crecimiento de número de casos de Covid-19 se produjo un poco después, desfasado de lo que fue en China.
Nuestra estimación es que la demanda podría caer fuera de China en alrededor de un 10% en el segundo trimestre. El impacto se empezó a ver desde febrero y se va a seguir viendo durante la primera mitad del año completa.
Cobre
¿Cuánto disminuirá la producción de cobre en este contexto?
En CRU tenemos una proyección de caída de entre un 4% y un 5%, y una recuperación el próximo año con crecimiento positivo; pero el elemento clave es que va existir una pérdida de consumo que es permanente. Va a haber un crecimiento con tasas por arriba del 4%, pero no va a ser suficiente para compensar todo lo que se perdió en consumo durante este año.
¿Cuál será el precio del cobre para este año?
Hemos ido bajando nuestras estimaciones para este y el próximo ejercicio. Para 2020 esperamos un precio de US$5.200 por tonelada, equivalente a US$2,36 por libra. Para el próximo año tenemos una proyección de precio similar. Vemos un impacto que se prolonga en el tiempo, donde observamos una pérdida de consumo permanente. Después de 2021 se aprecia una tendencia creciente, que es lo que proyectábamos antes, pero un poco por debajo de lo que percibíamos anteriormente.
Hacia 2024 prevemos alrededor de US$6.600 la tonelada, es decir alrededor de US$3 dólares la libra.
Industria
¿Cómo está afectando la pandemia a la industria minera?
El impacto ha sido muy fuerte. Por un lado están los efectos del mercado, que se ha alterado profundamente con caídas de precio. Eso tiene un efecto muy importante y las compañías tienen que entrar en una modalidad distinta, protegiendo su flujo de caja y cambiando sus prioridades.
La pandemia ha afectado muchos mercados, no sólo del cobre, por lo tanto ha tenido impactos en toda la estructura de costos de las empresas.
Después están los temas operacionales, pero que varían mucho dependiendo de dos cosas: La extensión de la pandemia en una región o país, y las medidas que han tomado los respectivos gobiernos. Los impactos son muy diferentes dependiendo de la zona de la que estemos hablando. Por ejemplo, ha habido situaciones considerables en Perú con minas que han paralizado totalmente.
El tercer tema tiene que ver con las decisiones de la empresa de cómo operar más en el mediano y largo plazo, en cuanto a las inversiones que deben hacer.
Preparación
¿Estaba la industria minera preparada para esta crisis?
Hay dos factores, uno el operacional y el otro el económico. Creo que las empresas han reaccionado sorprendentemente bien, considerando que muchas de ellas están operando con niveles de fuerza laboral en las minas o plantas que son muy bajos, con 70% del total de personal o 50% del total, e incluso menos en algunos casos, y sin embargo están manteniendo niveles de producción cercanos a capacidad.
La incógnita es cuáles van a ser los costos, porque hay mantenciones que no se están realizando y distintas actividades, debido a la fuerza laboral restringida.
La segunda parte es el impacto económico y cómo se maneja. Ahí depende de la situación de cada compañía. Hemos observado que hay muchas empresas que durante años han tenido un foco intenso en la contención de costos, estaban relativamente bien preparadas; no tenían niveles muy altos de deuda y balances relativamente robustos. Por lo tanto pueden enfrentar una situación imprevista como esta desde el punto de vista económico y desde la disminución del precio del cobre.
Pero obviamente hay compañías en una situación completamente distinta, por ejemplo que habían desarrollado grandes proyectos, que se habían endeudado mucho esperando una recuperación del precio. Esas empresas están más afectadas en este periodo.
Perspectivas positivas
¿Cómo ve el CRU las condiciones del mercado del cobre a más largo plazo?
Parte del escenario de precios que estimamos está motivado porque el consumo de cobre se va a sostener en buena medida por la electromovilidad.
El cobre es central en esta tecnología, eso lo sabemos desde hace tiempo. Sin embargo, el fenómeno de la electromovilidad es algo que se va desarrollando lentamente. Si bien es creciente y exponencial, empezará a generar impactos reales en unos años más, es decir, no es algo que estamos viendo hoy en día en términos de consumo de cobre o de la cantidad de autos eléctricos circulando por las calles.
China –independiente de lo que ocurre actualmente con la crisis sanitaria– tiene tasas de crecimiento económico un poco más moderadas que en el pasado y tiene también una intensidad de uso del cobre que se está moderando en el tiempo. Por lo tanto deja de ser el motor centralque ha sido hasta ahora en el consumo del metal. Por ese motivo, el rol que juega la electromovilidad, no sólo en China sino que a nivel mundial, es fundamental para dar una visión del mediano y largo plazo del cobre. Gracias a este nuevo factor se mantiene una perspectiva positiva para el mercado.
¿Cuáles serán los principales consumidores durante esta década?
Van a seguir siendo los mismos actores, con China por muchos años más junto con las economías desarrolladas.
Lo que va a pasar es que vamos a tener nuevas regiones
que se van a ir añadiendo y tendrán un gran crecimiento, más que volúmenes propiamente tales. Esas regiones son básicamente el sudeste asiático e India; Es ahí donde las tasas de crecimiento económico y la intensidad de usos del cobre van a ir aumentando. Por lo tanto generarán un nuevo foco de consumo para este metal.
Iván Arriagada: Un cambio de prioridad
“Lo que está ocurriendo no tiene precedentes”, señaló Iván Arriagada, presidente ejecutivo de Antofagasta Minerals, durante el foro especializado “Riesgos de la Minería en tiempos de Covid-19” organizado por Cesco y la auditoria EY, el cual fue transmitido en vivo por MINERÍA CHILENA.
Iván Arriagada, presidente ejecutivo de Antofagasta Minerals
“Inicialmente esto cambia las prioridades con las que veníamos. Nosotros tuvimos un muy buen año 2019 en seguridad, producción y resultados, pero esto significa un cambio completo de prioridad y de foco”, sostuvo Arriagada, haciendo hincapié en la “Carta de Valores Corporativos” desarrollada por el grupo minero, como un punto de inicio para determinar lineamientos en esta crisis.
De acuerdo con el CEO, la prioridad ahora es preservar la salud de los trabajadores y comunidades aledañas a las operaciones. Subordinado a lo anterior, la compañía se enfoca también en asegurar la continuidad operacional. “Creemos que mantener nuestras operaciones, siempre subordinados al criterio de salud, es clave”, resumió.
Detalló que en una tercera prioridad, la empresa está muy atenta al funcionamiento de los mercados, a nivel de materias primas e insumos críticos. Además, Arriagada se refirió a la relevancia de la integración de medidas a través del tiempo, dado que “esto no se va a terminar hasta que exista probablemente una vacuna, y eso tiene todavía un tiempo de latencia que supera un año, pueden ser hasta dos, según dicen los expertos”, puntualizó.
En cuanto a los aprendizajes de esta pandemia, considera que deben incorporarse normas nuevas a la planificación tanto de operaciones como proyectos, junto con una aceleración del teletrabajo. Lo anterior –dijo- implica un cambio de cultura operativa.
Transición digital
El presidente ejecutivo de Antofagasta Minerals –al igual que otros representantes de la industria entrevistados en esta edición- enfatizó que esta crisis sanitaria ha demostrado que es posible una aceleración en términos de transición digital con un incremento de teletrabajo, automatización y remotización en faenas.
Sobre el impacto en la empleabilidad, Arriagada hace hincapié en que “esto no va a significar necesariamente menos empleos, sino que los cargos y los roles van a ser distintos. Por lo tanto, el gran desafío que tiene la industria es trabajar con sus equipos, trabajadores y dirigentes sindicales en esta transformación para que podamos reconvertirnos hacia roles que requieren capacidades distintas”, sostuvo.
Comentarios