La crisis sanitaria que afronta Chile ha impactado en las diversas actividades económicas, impulsando a las empresas y a sus trabajadores a adoptar nuevas formas de llevar a cabo su labor.
Rodrigo Pereira, jefe de Estudios de DATALAB en la empresa Brinca, explica que las actuales condiciones sanitarias han implicado que sólo algunos rubros esenciales, como alimentos, agricultura, farmacia, manufactura crítica o atención primaria de pacientes puedan ser realizados presencialmente, mientras que todos los demás e incluso aquellos donde la digitalización es lenta o nula, sean reconvertidos para su ejercicio a distancia.
El sociólogo señala que el prefijo “tele”, de origen griego, representa justamente eso: “a distancia”, y en medio de la pandemia, “ha ganado una relevancia sin precedentes en nuestra cultura, anteponiendose a muchas de nuestras actividades cotidianas: teletrabajo, telemedicina, teleducación, teleterapia, teleamor, telefiestas, telefamilia, entre otras”.
Considerando este nuevo escenario, el profesional asegura que “el trabajo remoto, asimismo, tiene y tendrá una relevancia central en la conformación de la estructura laboral. Como evidencia la encuesta “Teletrabajo y Emociones” de Brinca, antes de la crisis sanitaria sólo un 25% de las personas encuestadas tenía posibilidad de teletrabajar, mientras que en la pandemia, más de un 90% experimentó un cambio en el ritmo de trabajo remoto de su empresa (63% indicaron que esto ocurrió en todos los niveles de cargo)”.
Agrega que otras mediciones internacionales coinciden en que alrededor de un 80% y 90% de las empresas mantendrán las prácticas de teletrabajo una vez superada la situación global. “Lo anterior da cuenta que esta modalidad de trabajo además de ser factible y para nada novedosa (pues las primeras experiencias concretas en Chile datan del 97), actualmente es un driver para sostener una economía que globalmente entrará en recesión, por lo que requiere soluciones eficientes, creativas y descentralizadas para repuntar”, asevera.
Variables de la productividad
Rodrigo Pereira comenta que la productividad digital tiene algunas complejidades adicionales al problema clásico de la productividad, más aún en contexto de pandemia.
“Como muestra la encuesta “Teletrabajo y Emociones” (Brinca, 2020): se realiza con una carga de estrés y malestar emocional importante por la incertidumbre social, sanitaria y económica, y a la vez, compite con las labores domésticas, la sobrecarga en las conexiones a Internet, y la falta de sistemas tecnológicos o plataformas digitales para su gestión e implementación”, recalca.
De esta manera, además de los factores ya mencionados, varias herramientas y sistemas inciden positivamente en la productividad digital: una conexión a Internet rápida y estable junto a equipos portátiles de calidad son críticos, pero también, se requieren herramientas de planificación y colaboración en la nube (suites ofimáticas, calendarios, herramientas de gestión por objetivos y no tareas para no caer en el micromanagement, sistemas de mensajería y videollamadas robustos), gestión y análisis de datos para la toma de decisiones, además de competencias y habilidades individuales y de los equipos: alfabetización y mindset digital, una cultura creativa que facilite la exploración e implementación de nuevas soluciones y gestión del conocimiento, enumera el profesional de la empresa Brinca.
Cabe destacar que los diversos desafíos que conlleva el teletrabajo serán abordados el próximo martes 30 de junio en el webinar “Productividad digital en tiempos de trabajo remoto”, el que es organizado por Editec Formación Estratégica, con el fin de impulsar el conocimiento respecto de una serie de herramientas dirigidas a gestionar los efectos económicos y sociales de la actual pandemia.