Alimentación en minería: ¿Cuánto de este oxígeno necesitan los trabajadores?

Feb 18, 2019

Actores que participan de la cadena de valor en esta materia, recomiendan consumir cuatro comidas diarias y un mínimo de dos litros de agua.

Hay factores relevantes que convergen en el buen desempeño de un minero. Si bien “el desgaste de energía de un trabajador (de este sector) ya no está en el esfuerzo físico directo, por la automatización en los procesos, la alimentación es tremendamente importante por ser parte del oxígeno”, afirma el especialista senior de Minería de la Asociación Chilena de Seguridad (Achs), Rodrigo Barahona.

Agrega que la altura geográfica donde se encuentran las faenas no es sólo otro factor a considerar, también es importante dormir las horas recomendadas. “La calidad de alimentación del trabajador tiene directa relación con el factor sueño”, subraya el experto.

Rol asesor

Desde su rol, la Asociación Chilena de Seguridad asesora a las empresas en materia de alimentación a través de programas y campañas. Por ejemplo, la entidad dispone de equipos móviles que envía a las faenas para realizar evaluaciones de salud. A su vez, la Achs entrega material guía, para que los trabajadores puedan alimentarse de forma correcta en sus días libres.

“Hoy en el mundo minero se da que tú tienes al trabajador en faena bajo una condición de control alimentario, pero ¿qué pasa cuando baja de turno? El trabajador puede estar comiéndose un asado todos los días en su domicilio; entonces, aquí nuestro rol es sensibilizar en cuanto a calidad de vida y alimentación”, señala el especialista.

Y ejemplifica: “En la medida que la altura geográfica un viejito esté más gordo o tenga obesidad, que no tenga un sueño reparador, que haya una reducción de oxígeno en el tiempo (aunque es reversible), se generan problemas al corazón, alteraciones de sueño, fatiga”.

Por ello, desde la Achs enfatizan que lo que hoy se evalúa es que el trabajador efectivamente consuma la cantidad de alimentación que permita contar con la energía necesaria para ejecutar sus labores, sin que esto genere sobre peso y, por ende, un efecto en su salud y en su posición laboral.

Macronutrientes

Similar es la percepción que tiene el director de carrera de la Escuela de Hotelería, Turismo y Gastronomía de Inacap en Copiapó, Francisco González, quien destaca que “es de suma importancia distribuir el total de calorías a consumir diariamente, más aún, si esto es asociado a las labores de los turnos que se desarrollan en faenas mineras”.

Resalta que una persona que trabaja en faena debe consumir cuatro comidas diarias, pero hace notar aún más la importancia de la ingesta de agua, con un mínimo de dos litros diarios.  

En cuanto a las comidas, detalla: “Aconsejamos, por ejemplo, consumir pescados y mariscos tres o cuatro veces a la semana; en el caso de los carbohidratos, cuatro veces al día; carnes blancas dos veces por semana; legumbres tres veces por semana. El tema es la cantidad o ración que se consuma más que el tipo de comida”.

Otra sugerencia que menciona es mantener un estilo de vida que sea saludable. Al respecto, constata que “si bien la mayoría de las empresas mineras tiene un espacio asociado a actividades deportivas, el uso es muy bajo”.

Asimismo, González hace hincapié en que el organismo necesita una proporción equilibrada de macronutrientes. Y ahonda en este punto, sosteniendo que “la conversión para lograr estos macronutrientes se traduce en carbohidratos complejos, los que suministran fibras, minerales y vitaminas, los cuales se encuentran comúnmente en verduras, cereales integrales, espinaca, brócoli, garbanzos y lentejas. En relación con los carbohidratos simples, éstos están en la miel, lácteos y sus derivados, pan blanco, fruta, pasteles, galletas, mermeladas y bebidas de fantasía”.

Referente a las grasas, explica que éstas se clasifican en tres categorías: “Saturadas, las cuales sólo debemos consumir en un 7%; las insaturadas, que deben ser entre un 25 y 35% del total diario de calorías; y las trans, cuyo consumo debe ser menos del 1% del total de calorías diarias”.

Respecto de las proteínas, indica que se deben consumir más las de origen vegetal, por su mayor contenido, versus las de fuente animal.

Elaboración de la alimentación

Como empresa proveedora de servicios de alimentación, Aramark resalta que los trabajadores consideran a este ítem como el más importante en un campamento minero.

¿Y qué comidas son sus favoritas? Según Javier Andrés Sotomayor, vicepresidente de Operaciones Minería y Sitios Remotos de Aramark, los trabajadores de la minería prefieren platos típicos y sabores más caseros, tales como cazuelas, legumbres, entre otros.

En cuanto al tipo de alimentación que la empresa ofrece, detalla que cada menú es diseñado por un equipo de nutricionistas, tomando en cuenta las propiedades de los alimentos y los requerimientos energéticos de los consumidores, “factores clave en una industria como la minería, por el tipo de trabajo que se realiza, considerando la altura, los turnos y horarios, el clima y las actividades físicas que requieren de mucha exigencia”.

Afirma, además, que manejan una planificación cíclica de menú en base a las estaciones del año y que continuamente incorporan nuevas recetas (saludables y variadas), como la tradicional Chorrillana, pero con menor contenido calórico.

Requerimientos de energía asociados a faenas mineras

Otro punto importante a distinguir en esta materia y que resalta el chef Francisco González junto a una nutricionista, se refiere a los requerimientos de energía que tienen los trabajadores de una mina.

En líneas generales, los colaboradores que realizan labores administrativas y de salud, que corresponderían a un 32% del total de los trabajadores de una minera, requerirían un gasto energético diario que varía entre las 2.200 y 2.400 calorías.

En tanto, se estima que los supervisores y operadores de carga o maquinarias pesadas, que corresponderían a un 54% del total de los colaboradores, tendrían un gasto energético de entre 2.400 y 2.600 calorías por día.

Mientras que el grupo compuesto por mecanismos y eléctricos, que representarían a un 14% de la dotación, demandarían un consumo diario energético de 2.800 a 3.000 calorías.

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