Biotecnología industrial en Chile: innovaciones cada vez más cercanas a las grandes ligas

Ene 8, 2018

Una de las principales oportunidades está en el futuro desarrollo de antibióticos para neutralizar arsénico del cobre.

(Diario Financiero) Si bien el campo de la biotecnología en Chile avanza lentamente, su potencial es enorme si se trata del desarrollo de proyectos innovadores, sobre todo, en sectores industriales estratégicos como la minería y la agricultura, y otros rubros donde se está mayormente en etapas de investigación, como la biomedicina.

Desde Corfo, la gerente de Capacidades Tecnológicas, Marcela Angulo, resalta que el nivel de las innovaciones nacionales es de muy buena calidad en la ciencia que hay de base, pero falta el escalamiento de proyectos hacia los mercados internacionales.

En esa línea, una gran oportunidad para Chile está en el desarrollo de antibióticos, según afirma el director del Centro de Excelencia Académica en Ingeniería Bioquímica y Biotecnología de la Universidad de Chile (CeBiB) y Premio Nacional de Ciencias, Juan Asenjo, “porque hay una gran falta de antibióticos en el mundo porque cada vez las bacterías se hacen más resistentes”.

El poder de los microorganismos

Cuando Juan Asenjo investigó unas patentes de Islandia, sobre el poder de las enzimas del krill, no dudó en partir a la Antártica para descubrir un nuevo hallazgo. Fue así como encontró una alta actividad enzimática en el estómago de este crustáceo.

Se trata de “Antarctic Enzymes” una investigación iniciada por Asenjo, que consiste en un set de enzimas obtenidas de microorganismos antárticos, modificadas y mejoradas a través de ingeniería genética, que son capaces de aumentar la velocidad de una reacción química (catálisis) a bajas temperaturas y que pueden ser utilizadas en industrias de alimentos, detergentes y de desarrollo de biofármacos, entre muchas otras.

Esta es una de las tres patentes del CeBiB que empresas en Europa están interesadas en utilizar.

Además, al alero del programa Newton del gobierno británico, el centro de la U. de Chile -cuya oficina de Transferencia Tecnológica e Innovación está en Cambridge-, junto a un grupo de prestigiosos investigadores de universidades del Reino Unido, se encuentra investigando en el desierto de Atacama el potencial antibiótico y cancerígeno de distintos tipos de bacterias.

“Ya tenemos unas 400 cepas. Para encontrar un antibiótico que sea comercial se necesitan entre 100 y 200, aunque tenemos algunos candidatos para patentar”, recalca Asenjo.

Estas investigaciones también abarcan la minería, ya que junto a la empresa EcoMetales investigan , también en el desierto de Atacama, bacterias que pueden neutralizar el arsénico. De cada 30 toneladas de cobre, hay más de 10 de arsénico, por lo tanto, es un problema serio porque hay que eliminarlo, según explica. La labor de estas bacterias sería neutralizar y captar ese arsénico, agrega.

El proyecto es financiado por Fondef, institución que les dio la más alta puntuación existente.

Uva más resistente

Por su parte, el Consorcio Biofrutales está exportando INIA Grape One: una nueva variedad de uva de mesa negra, sin semilla y de media estación, que conserva sus propiedades hasta 60 días a pesar de almacenarse a cero grado en un container.

En este caso, el Instituto de Investigaciones Agropecuarias lideró la innovación que consistió en un cruzamiento dirigido, puesto que se escogió a los padres de la nueva variedad y luego a los mejores hijos o plantas para darles un énfasis comercial, según explica Paola Barba, directora del proyecto que se enmarca en el Programa de Mejoramiento Genético de Vides del INIA y Programas Tecnológicos de la Gerencias de Capacidades Tecnológicas de Corfo.

“Esto es innovador para Chile porque tenía que resolver el problema de la post cosecha, a diferencia de otros países como Estados Unidos que no tienen esta dificultad ya que produce uva y la consume internamente”, explica la investigadora.

Virus en viñas

En Fraunhofer Chile, en tanto, se encuentran desarrollando una tecnología barata, desechable y que permite una temprana detección de patógenos en plantaciones de vino. Se trata también de una tecnología adaptable a todo tipo de patógenos, ya sea en viñas, papas o salmones.

Según explica Pilar Parada, directora del Centro de Biotecnología de Sistemas de Fraunhofer Chile, el proceso resulta innovador puesto que incluye un componente biológico y otro electroquímico, a través de un dispositivo, capaces de identificar los virus.

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