(Diario Financiero) Como un período “positivo y de mucho crecimiento para todos” califican en ME Elecmetal los casi dos años transcurridos desde que comenzaron a operar la planta de fundición de acero en Rancagua.
La mudanza desde el histórico recinto de Vicuña Mackenna hasta los terrenos adquiridos a Codelco, fue clave en la decisión de la firma de modernizar su negocio, cambiando los procesos productivos y elevando los estándares, equiparándolos al nivel de recintos en Estados Unidos y China.
La planta con capacidad para procesar 36 mil toneladas anuales, de las cuales el 80% (unas 120 toneladas diarias) corresponde a chatarra, apunta a dar servicio a clientes en Chile, Perú, Argentina y Brasil.
“Ha sido un desafío importante en el entrenamiento y la integración de la gente de Santiago y Rancagua, reorganizamos el negocio al mismo tiempo que estábamos echando a andar una planta nueva”, explica, José Pablo Domínguez, gerente general de la firma.
Añade que están expectantes de lo que ocurrirá en el mercado minero a raíz de las optimistas proyecciones en torno a un nuevo superciclo de precios, gracias al impulso de China, los nuevos usos de los metales y en especial, el déficit de oferta de cobre.
Esta reactivación los llevó, por ejemplo, a competir como proveedores de revestimientos de molinos de bolas tanto para la operación como en la expansión de Spence, de BHP.
Domínguez apunta a un auge de ampliaciones de faenas mineras existentes, siempre que las empresas no impulsen alianzas para levantar proyectos nuevos de mayor tamaño.
Expansión internacional
En los últimos años, ME Elecmetal ha apostado por el crecimiento de sus negocios a nivel internacional. A la fecha cuenta con siete plantas y más de veinte oficinas comerciales en cuatro continentes.
La estrategia, explican, ha sido de asociación con actores locales, como fue el caso de China, donde están desde 2012 y han invertido US$ 120 millones. Lo mismo en Zambia, donde a fines de 2018 inaugurarán una fundición que puede procesar más de 95 mil toneladas anuales y en la que invertirán US$ 30 millones.
Las alianzas también se verán en Chile, donde en un joint venture con la china Naipu Mining, levantarán el próximo año una fábrica de bolas de molienda, con una inversión de US$ 5 millones.
Más incipiente es el desarrollo en Panamá, Brasil y principalmente en Perú.
«Respecto a Chile, en Perú aún queda mucho camino por recorrer»
Una de las prioridades de crecimiento para el directorio de ME Elecmetal tiene que ver con el desarrollo del mercado peruano, donde según explica José Pablo Domínguez, gerente general de la compañía «el margen de crecimiento que se ve es mayor al de Chile».
Es por eso que la empresa está desarrollando los estudios para construir una nueva planta en ese país, con una inversión cercana a los US$ 40 millones.
«Actualmente nos encontramos trabajando a nivel conceptual, pero podríamos hablar de dos posibles ubicaciones, cerca de Lima, o de Arequipa», explica el ejecutivo.
Es justamente el crecimiento de la industria minera peruana la que gatillaría la construcción de este nuevo recinto, con el fin de dar capacidad al mercado sudamericano en su totalidad, ya que según las proyecciones de la firma, en dos o tres años se podría llegar a la capacidad máxima de procesamiento en la planta de Rancagua.
«Chile sigue siendo muy significativo e importante, pero está en un estado de madurez mayor, hay un foco en Perú, donde se están alineando las cosas para que tanto política como ambientalmente, varios de los proyectos se puedan llevar adelante. Perú está en un estado parecido al de Chile en los ’90, ahí ha existido menor desarrollo de la minería, y respecto a Chile, aún queda mucho camino por recorrer», comenta Domínguez. Agrega que a nivel local hay factores que han jugado en contra de la industria chilena, tales como las reformas tributaria y laboral.
«Que tengamos mayores impuestos nos hace menos competitivos, lo que se suma a la incertidumbre en las relaciones laborales que afectan la competitividad del país», explica.
A ello suma la menor ley del mineral que ha complicado el rendimiento productivo de la minería. Todo esto ha provocado una «pérdida de competitividad para la industria minera», puntualiza.