(El Mercurio) Luego de que la semana pasada el Fondo Monetario Internacional (FMI) entregara sus proyecciones de crecimiento para las economías de Brasil y México en 2017, ahora el organismo reveló cuál será el panorama para el resto de los países de la región.
Según sus estimaciones, el Producto Interno Bruto (PIB) de Chile experimentará una expansión de 2,1% durante este año, lo que equivale a una décima más del 2% que proyectó la entidad internacional en octubre pasado. Además, para 2018 el FMI mantuvo sus estimación, situando el crecimiento de la economía nacional en 2,7%.
Así, las cifras entregadas por la entidad dirigida por Christine Lagarde irían en línea con las proyecciones que hasta ahora han entregado el Banco Central de Chile y el Ministerio de Hacienda para los mismos periodos.
La revisión al alza realizada por el FMI respondería -según explicó ayer el director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner- a una mayor demanda externa, las perspectivas más favorables de los precios del cobre y una importante distensión monetaria.
En este sentido, el economista de Rojas y Asociados, Patricio Rojas, aseguró que cualquier estimación de crecimiento de un orden de 2% es factible, producto de que «la producción de cobre durante 2017 va a aumentar en el orden de 3 o 3,5%, y eso puede generar cuatro décimas más de crecimiento y acercarnos al 2%, ya que en 2016 crecimos más cerca del 1,5%». Asimismo, agregó: «Solo el hecho de que la minería deje de caer y muestre un crecimiento en 2017, ya nos acerca más al 2%».
En tanto, el economista de Econsult RS, Gonzalo Sanhueza, proyectó que si a los elementos señalados anteriormente «se le suma la recuperación que ha mostrado el consumo privado y un posible rebote de inventarios, podríamos observar un crecimiento superior al 2,1% esperado por el FMI para Chile».
Si bien el organismo internacional prevé un mayor crecimiento para Chile durante este año, también advierte que las inciertas perspectivas regionales, las tasas de interés más altas en el exterior y la aún escasa confianza interna podrían hacer más compleja una recuperación significativa en la economía.
En este sentido, Alejandro Werner aseguró que «los países deben seguir recurriendo al espacio del que disponen para calibrar el ajuste fiscal, ya que se prevé que los precios de las materias primas continúen siendo bajos en comparación con sus niveles históricos, a pesar de su reciente repunte». Junto con lo anterior, comentó que «el ritmo de ajuste necesario dependerá de los niveles de deuda y las presiones del mercado» y que «las reformas estructurales son esenciales para apoyar el crecimiento a mediano plazo».