Agosin: “Ningún gobierno ha diseñado una política para transformar recursos naturales en recursos humanos”

Dic 29, 2016

Sin un plan coherente de desarrollo productivo, el decano de la FEN de la U. de Chile cree que es fundamental un rol más activo del Banco Central en el tipo de cambio.

(Diario Financiero) Chile depende de tres cosas: del precio del cobre, del precio del cobre y del precio del cobre”. Así el decano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, Manuel Agosin, retrata -con ironía- el actual estado de la economía chilena, innegablemente dependiente del commodity, que promedia los US$ 2,16 la libra en lo que va de este año.

El problema, agrega el economista, es que “ningún gobierno ha diseñado una política para transformar recursos naturales en recursos humanos, que es la base de la riqueza hoy día”. Y aunque reconoce algunos esfuerzos para diversificar la matriz productiva, especialmente en el Ministerio de Economía y sus organismos y comisiones dependientes, asegura que “todo se hace sin un plan coherente, sin recursos suficientes y con un trabajo conjunto entre el sector público y privado inexistente”.

A eso se suma, puntualiza, que el Banco Central no lo ha hecho muy bien en tener un tipo de cambio más estable, elemento a su juicio fundamental para elaborar y promover una política de desarrollo productivo.

– ¿Cómo evalúa 2016 en materia de crecimiento?

– El año fue un poco peor de lo que se preveía a principios de año, pero en lo sustantivo vemos una economía que no está en recesión, pero con un crecimiento muy insuficiente, que en términos del PIB per cápita no es significativamente distinto de cero, y eso debe llevar a una reflexión a las autoridades. Las cosas se ponen muy complejas cuando no se crece y, además, hay presiones de gasto por las reformas o demandas de ajustes salariales. Así, es muy difícil que la deuda pública, como porcentaje del PIB, no aumente. A pesar de todos los esfuerzos que ha hecho el ministro Rodrigo Valdés, la deuda pública está aumentando en términos absolutos y como proporción del PIB, y el regreso a un balance fiscal cíclicamente ajustado se ve cada vez más lejano, lo que debe preocupar a la autoridad.

Ahora, no es muy fácil crecer en una economía global que está desacelerada y que , a la vez, tiene enormes grados de incertidumbre, como las eventuales políticas proteccionistas de Donald Trump, como la renegociación o salida de EEUU del Nafta, lo que podría ser muy dañino no sólo para México, sino para las empresas y consumidores estadounidenses. Algo similar ocurriría si llegara a establecer, como ha dicho, aranceles del 35% o 45% a las importaciones desde China. Esto prácticamente implicaría, en un extremo, un retiro de la Organización Mundial de Comercio o, por lo menos, la impugnación de esa medida por China y/o represalias que llevarían a estas dos potencias a una guerra comercial.

– ¿El impacto en Chile se puede vaticinar?

– Chile es el último pelo de la cola. Chile tiene muy poco que hacer en un escenario mundial tan complejo. Chile depende de tres cosas: del precio del cobre, del precio del cobre y del precio del cobre. Y mientras no se recupere el precio del cobre no va a pasar nada acá. Estaremos bajo cuerda hasta que eso pase o surja alguna otra cosa que podamos exportar, ya sea el litio u otro commodity. Ningún gobierno ha diseñado una política para transformar recursos naturales en recursos humanos, que es la base de la riqueza hoy día. De hoy para mañana o para los próximos cinco años, Chile no puede llegar y crecer a tasas elevadas, cuando sus compradores principales están mal y el comprador principal es China, país que aún tiene grandes stock de cobre y no se ha recuperado.

– Usted lo menciona y también lo hizo Mario Marcel durante la presentación del último IPoM: la importancia de diversificar la matriz productiva. Pero parece que nadie avanza en esa dirección. ¿Cuál es la forma de hacerlo?

– No es mucho lo que hacemos en esa dimensión. Hay ciertos programas en el Ministerio de Economía, en la Corfo, en el Consejo Nacional de Innovación para el Desarrollo y la Comisión para la Productividad. En InvestChile se habla de atraer inversión extranjera para ayudar a la diversificación, pero todo esto sin un plan coherente y con una debilidad manifiesta: los recursos que se destinan a estos programas son irrisorios, y no se involucra al sector público y al privado en un diálogo fructífero.

Tiene que haber un trabajo conjunto, mejor diálogo, constituirse instancias para ese trabajo. Pero todos los organismos tienen que trabajar juntos para diseñar una política. Y un tema clave es el tema cambiario.

El presidente del Banco Central mencionó que ahora el tipo de cambio es favorable, pero la pregunta es hasta cuándo. Con un tipo de cambio tan volátil, como el chileno, que fluctúa entre $ 430 y $ 760 por dólar, un empresario que quiere hacer algo innovador, como invertir en un producto nuevo o exportar un nuevo servicio, se debe preguntar hasta cuándo va a durar. Hoy su inversión a $ 670 por dólar es rentable, pero a $ 450 puede que no lo sea.

– ¿Se requiere un rol más activo del Banco Central en esa materia?

– Hay que reconocer el problema. El Banco Central, en un país emergente, no debería tener como objetivo único la inflación. En Chile funcionamos con un esquema de metas de inflación, que requiere -si se hace de forma ortodoxa- de un tipo de cambio flotante. Esto implica que el Central no se preocupa del tipo de cambio, salvo en situaciones extremas. Pero el rango de $ 430 a $ 760 es demasiado amplio para que el sector productivo en bienes y servicios transables, en nuevos exportables, pueda atreverse a realizar una inversión. Lo que pretendo no es dar soluciones, sino que el Banco Central reconozca que hay un problema. En inflación lo ha hecho bastante bien; pero pésimo en lo relativo a la volatilidad cambiaria, que es muy alta. Nosotros deberíamos tener no sólo una meta inflacionaria, sino también una meta cambiaria que apoye el desarrollo productivo. Un tipo de cambio tan volátil no es un buen tipo de cambio para ese objetivo. Si queremos superar definitivamente la dependencia del cobre, tendríamos que tener un tipo de cambio más estable, lo que requiere de una política adicional apuntando a ese objetivo.

– También durante la presentación del IPoM, algunos senadores señalaron que el Banco Central tenía la capacidad para no sólo preocuparse por la inflación, sino también por la diversificación, con antecedentes y propuestas.

– Estoy en desacuerdo. Ese es el rol del Ministerio de Economía y sus organismos dependientes: diseñar e implementar un programa de desarrollo productivo. El Banco Central tiene un rol muy importante en la fijación de dos macroprecios: la tasa de interés y el tipo de cambio. Con la tasa de interés juega bien, porque está orientada a la inflación, pero el tipo de cambio queda librado a los vaivenes del mercado. No es difícil diseñar un programa para darle mayor estabilidad, dentro de ciertos rangos, al tipo de cambio. Lo que se requiere es actuar sobre sus fundamentos y, a la vez, entregar más información al mercado sobre un tipo de cambio de equilibrio.

– ¿Cómo evalúa el trabajo del ministro de Economía en la tarea -y desafío- de diversificar la matriz productiva?

– No soy proclive a evaluar a los colegas. Hace bastante tiempo que el Ministerio de Economía es una institución muy débil, a la que no se le entrega mucho espacio. Yo sé que el ministro Céspedes tiene intención de hacer una política sensata de desarrollo productivo y tiene a dependencias trabajando en ellas, tales como Corfo e InvestChile, pero no veo el resultado y estas políticas tampoco están en el centro de la discusión pública. El actual gobierno se ha centrado en la equidad y no en el crecimiento de largo plazo, el que depende de la diversificación productiva. Este no es un tema de personas sino de estrategia gubernamental. En Chile el ministerio fuerte es el de Hacienda.

– ¿Le hace bien al país, a sus políticas públicas, que Hacienda tenga un papel tan preponderante?

– El ministro de Hacienda tiene que preocuparse del balance fiscal ajustado cíclicamente. Tenemos una regla y el ministro Valdés está a cargo de que se cumpla. Ahora, los detalles de cómo se gasta es una decisión política, pero para efectos de la política macroeconómica, no se debe gastar más de lo que es necesario para mantener el equilibrio fiscal de largo plazo. El ministro Valdés debe enfrentar todos los días presiones para gastar más y lo ha hecho bien en preservar el equilibrio fiscal, dentro de las limitaciones que enfrenta.

– Volviendo al Central, ¿cuál será el impacto de un eventual recorte en la tasa de interés?

– La tasa de interés, cuando la economía está tan caída, no tiene mucho impacto. La TPM es una especie de piso sobre el cual se escalonan las tasas de interés de mercado: si ella baja, las tasas de mercado para distintos deudores también irán a la baja. Ahora, un empresario que ve que la tasa de interés está bajando algo, también se preguntará por la rentabilidad de su negocio. Y si no hay tal o la incertidumbre es muy grande, esa baja de medio punto no va a significar nada en términos de inversión. Donde puede tener algún efecto es en las compras de bienes de consumo durable, pero yo apostaría a un efecto marginal.

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