Iván Arriagada, CEO de Antofagasta: «En un ambiente de precios bajos hay que centrarse en el corazón del negocio»

Abr 18, 2016

El sucesor de Diego Hernández en el holding del Grupo Luksic rechaza un cambio a la ley de royalty, ve difícil una apertura a Bolsa por parte de Codelco y espera un precio del cobre más bajo este año. También cuestiona el “menú de reformas”.

(La Tercera) «Mi llegada a la presidencia ejecutiva del grupo, en reemplazo de Diego Hernández, ha sido una transición bastante ordenada y planificada”, afirma Iván Arriagada, el nuevo CEO de Antofagasta plc, el holding del Grupo Luksic, en su primera entrevista en el cargo.

Arriagada se desempeñó hasta el pasado viernes 8 como presidente ejecutivo de Antofagasta Minerals, el brazo minero del grupo. Llegó en febrero de 2015, tras pasar por Codelco y BHP Billiton.

Su ascenso se suma al arribo de Andrónico Luksic Lederer, hijo de Andrónico Luksic Craig, a la vicepresidencia de desarrollo del grupo, en octubre de 2015, luego de una reorganización en la compañía. “Más allá de casos puntuales, lo que se está dando es un recambio generacional a nivel de industria. En varias compañías hay ejecutivos de generaciones más jóvenes que están tomando el relevo en altos cargos”, dice Arriagada.

Desde su nueva posición advierte que modificar la ley de royalty minero sería negativo para la estabilidad normativa que requiere el futuro de la industria y entrega su visión sobre la situación de Codelco, como observador, planteando que no ve tan fácil una eventual apertura a Bolsa.

También se refiere a las reformas que impulsa el gobierno y pide estabilidad en las reglas del juego.

¿Qué siente en su nuevo cargo?

Lo que quiero destacar es que mi llegada a la presidencia ejecutiva del grupo, en reemplazo de Diego Hernández, ha sido una transición bastante ordenada y planificada. Llegué a Antofagasta Minerals cuando Diego era presidente ejecutivo de Antofagasta plc, en febrero de 2015, y me hice cargo del grupo minero. Por tanto, desde que llegué comencé a trabajar muy de la mano de Diego y lo hicimos de forma coordinada, para que finalmente se concretara esta sucesión.

¿Cuál será su sello en esta etapa?

Desde mi rol, con el equipo del grupo estamos trabajando de cara a lo que será Antofagasta 2020. Hay varios aspectos de la estrategia que se mantienen, pero en particular voy a liderar los cambios y transformaciones que tienen que ver con la compañía que debemos construir hacia adelante. Por ejemplo, hemos definido dónde queremos estar en materia de costos, para ser más competitivos en el futuro, para lo cual Pelambres debe estar en el primer cuartil de costos, es decir, entre el 25% de los productores con menores costos a nivel mundial. También queremos que la innovación juegue un rol importante en Antofagasta 2020, donde hay algunos ámbitos en los que estamos trabajando ligados al procesamiento de minerales primarios.

¿En qué áreas seguirán profundizando el ajuste de costos?

En 2015 tuvimos reducciones de costos por US$ 250 millones. Este año queremos ahorrar US$ 160 millones y para eso estamos trabajando en cuatro áreas principales. La primera es productividad y servicio, donde estamos mirando nuestros principales contratos con terceros y buscamos eficiencias desde el punto de vista de cómo gestionamos esa actividad.

El segundo punto es el de mantenimiento, donde buscamos mejorar las prácticas para que sean comparables a los mejores estándares mundiales. El tercer foco es la eficiencia energética y apuntamos a ir reduciendo el consumo de energía en plantas, en la actividad minera y en camiones. El cuarto punto es efectividad organizacional y ahí buscamos que nuestros procesos asociados a las funciones de soporte y operaciones sean lo más efectivos posibles.

En una revista interna comentó que están enfocados en el corazón del negocio.

En un ambiente de bajos precios como el que vivimos tenemos que asegurarnos de que estemos preocupados y centrados en el corazón de nuestro negocio, es decir, en lo que realmente importa. ¿Cuál es el corazón? No tener accidentes fatales, cuidar la salud de nuestros trabajadores y el entorno en el que nos desenvolvemos, es decir, las comunidades, y producir cobre. En eso nos concentramos, porque es lo que sabemos hacer: cumplir nuestras metas y planes de producción y ser eficientes en nuestros costos. En Antofagasta plc también tenemos un balance financiero que es bastante sólido y robusto, no tenemos endeudamiento neto. Por tanto, concentrarnos en el corazón del negocio también tiene el sentido de proteger la flexibilidad que hoy tenemos.

¿Están mirando activos?

Hay muchos comentarios de que podría haber activos a la venta, pero lo concreto es que el mejor activo que ha salido a la venta fue Zaldívar y compramos el 50%. Desde que eso ocurrió no hemos visto activos de la calidad de Zaldívar que hayan salido a la venta, y las oportunidades que puedan venir las miraremos en su mérito, lo que es parte de lo que nos corresponde hacer como inversionistas.

Pero lo que ha ocurrido ahora y en otros ciclos con precios bajos es que las empresas tienden a retener sus activos de cobre, particularmente los que son estratégicos.

¿La llegada de Andrónico Luksic hijo a la vicepresidencia de desarrollo y su ascenso como CEO del grupo es un recambio generacional en la compañía?

Andrónico es parte de nuestro equipo ejecutivo. Como parte de su carrera trabajó con el grupo en Canadá, tuvo otros roles y ahora es el vicepresidente de desarrollo. Antofagasta plc, al igual que cualquier otra empresa, desarrolla a sus ejecutivos para que ocupen posiciones de liderazgo. Más allá de casos puntuales, lo que se está dando es un recambio generacional a nivel de la industria, y lo que ocurre en el grupo es parte de esta tendencia. Diego dejó la presidencia ejecutiva de la compañía, asumí en su lugar, y si uno mira lo que pasa en otras firmas es lo mismo, donde hay ejecutivos de generaciones más jóvenes que están tomando el relevo en altos cargos.

¿Este año será igual o más complicado que 2015?

Creo que en 2016 veremos un precio promedio del cobre más bajo que en 2015 y, por ende, será un año con bastantes desafíos.

¿Faltan más ajustes en el sector?

Si bien los ajustes más significativos y grandes en reducción de costos ya se hicieron, ahora vienen desafíos más difíciles, que son más estructurales y donde la diferenciación será crucial. Esto marcará la diferencia en 2016. Estos tienen que ver con la capacidad de ejecución de los planes y programas de cada compañía, donde no todos somos iguales. En segundo lugar, la capacidad para innovar, es decir, para introducir prácticas nuevas. El otro factor será las competencias de los equipos de cada empresa, pues mientras más competentes y preparados estén se podrá enfrentar de mejor manera este escenario complejo.

¿Qué opina de la posibilidad de modificar la ley de royalty?

Es altamente relevante que la estabilidad en las reglas del juego, incluido lo que existe en materia del royalty, persista, porque de lo contrario se crea un ambiente de incertidumbre y desconfianza que sería muy negativo para las inversiones. La minería, además, es un sector que ya tiene una carga tributaria específica, gravosa, no existiendo el equivalente en otros sectores productivos. Modificar la ley sería negativo desde el punto de vista de la estabilidad de las normas que se requieren para el futuro de la industria.

¿Cómo vería una eventual apertura a Bolsa por parte de Codelco?

Una de las fortalezas que ha tenido la minería en Chile es que ha tenido tres sectores: el público, con Codelco; el sector privado, donde ha habido estabilidad, fomento a la inversión y un desarrollo notable, y la pequeña y mediana minería. De alguna manera, la propiedad estatal de Codelco es un tema bastante arraigado en la idiosincrasia de muchos sectores y, por lo tanto, más allá de que los principales yacimientos de la empresa no se pueden privatizar por ley, creo que es un tema que tendrá que discutir la sociedad en su conjunto, pero no lo veo tan fácil.

¿Comparte la propuesta de capitalización de Óscar Landerretche de tener una regla permanente como la del Banco Central?

Es positivo que Codelco tenga el financiamiento necesario para desarrollar sus inversiones y creo que históricamente ha habido un nivel deficitario en esa materia en la empresa cuando se la compara con algunas firmas del sector privado. La industria minera es intensiva en capital y para mantener y aumentar la capacidad productiva y el desarrollo del recurso minero se necesita hacer inversiones y eso requiere compromiso del dueño en términos de recursos. Ese ámbito Codelco lo debiera tener mejor articulado que lo que ha sido históricamente, por lo que una regla como la que sugiere Landerretche podría ser una buena idea.

¿Cuál es su opinión de la reforma laboral ahora bajo la revisión del Tribunal Constitucional?

Me parece relevante hacer algunas actualizaciones en la legislación laboral, pero deben ir más en la línea de promover la flexibilidad, junto con asegurar una mejora de las condiciones de los trabajadores, permitir adaptarse a los cambios que exige una economía moderna. Esta reforma no va en esa dirección, no es un buen balance.

¿Cuáles serán las implicancias de los servicios mínimos en el sector?

Según la norma, habrá que convenir esos servicios mínimos. Para nosotros son importantes, ya que en la minería las faenas son distantes de las ciudades y tenemos campamentos en los que es importante asegurar la continuidad. La definición de servicios mínimos introduce algunos desafíos y dificultades, porque hay que ponerse en todos los casos hipotéticos y pueden ser muchos.

¿Las reformas del gobierno afectaron el clima de inversión?

La minería es una actividad de largo plazo, donde la certeza jurídica y la estabilidad son elementos claves para las inversiones a largo plazo. Cuando ha habido un menú de reformas tan fundamentales como las del gobierno, obviamente no es un factor que favorezca o promueva un ambiente muy propicio para las inversiones.

¿Y una reforma a la Constitución?

La Constitución es parte importante de la institucionalidad del país y modificarla involucra cierto nivel de incertidumbre y riesgo que no es particularmente propicio para inversiones de largo plazo. En la medida en que se haga en períodos acotados y con alcances bien definidos no es problema, pero si se prolonga por mucho tiempo crea incertidumbre.

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