Tras un año de fuertes cambios, la economía china seguiría volátil en 2016

Dic 29, 2015

La mutación del modelo económico y la liberalización del sistema financiero provocaron complejidades en su economía. El futuro no es auspicioso, ya que a menor crecimiento, mayor impacto en América Latina. 

(El Mercurio) El 2015 estuvo marcado por la incertidumbre en las dos principales economías del mundo: la expectativa de cuándo comenzaría el alza de tasas de interés de Estados Unidos -que ocurrió en diciembre- y la magnitud en la desaceleración de la actividad en China.

Justamente este último elemento ha generado un escenario de temor, por su impacto en el resto del mundo, en especial de América Latina, dada la alta dependencia comercial que mantiene la región con el gigante asiático. Particularmente Chile ha seguido de cerca la situación, y gran parte de la caída experimentada por el precio del cobre -principal exportación del país- se explica por la desaceleración de China.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) recortó las proyecciones de crecimiento para China y afirmó que crecerá 6,8% en 2015 y 6,3% en 2016, lo que representaría su peor desempeño en 25 años. «Los riesgos a la baja para el crecimiento de los mercados emergentes y las economías en desarrollo han aumentado debido a los riesgos que enfrenta la transición de crecimiento en China», sostuvo el organismo en su reunión anual celebrada en Lima, Perú.

Rodrigo Ibáñez, estratega de Inversiones de Banchile, explica que el 2015 para China fue un año de profundas transformaciones, las cuales explican el deterioro económico vivido. Por un lado, el cambio hacia una economía más sustentada en el consumo interno y los servicios «ha planteado un escenario de crecimiento más bajo». Asimismo, esto se complementa con los primeros pasos que está dando el gobierno hacia la liberalización del sistema financiero, lo que «generó ciertos shocks en la economía».

Gran parte de estas transformaciones se vieron reflejadas en la bolsa asiática. En la primera parte del año hubo fuertes alzas en el mercado de valores, propiciadas por la misma autoridad. Entre enero y junio la bolsa avanzó 54,34%. Luego, entre julio y agosto, se dio la caída o el «pinchazo» de la burbuja de los mercados internos, y el índice Shanghai retrocedió 43,43%.

Amenaza para emergentes

Tal como se dio durante este año, la amenaza respecto del desempeño chino seguirá golpeando a las economías de América Latina, principalmente productoras de materias primas.

Nelson Pizarro, presidente de la estatal Codelco, afirmó semanas atrás que «las cosas han sido mucho peores de lo que imaginábamos» a fines de 2014. Y agregó que «el cobre tiene un futuro auspicioso», pero para ello se deben buscar también otros mercados vías de desarrollo.

En ese contexto, el Banco Central de Chile estima un precio promedio del cobre para 2016 de US$ 2,2 la libra, muy por debajo de los US$ 2,49 que promedia en 2015.

Según un estudio del BBVA Research, de persistir y profundizarse el escenario de riesgo en China, esto «afectaría a América Latina» a través de una «reducción de la demanda externa», manifestándose principalmente en un descenso del precio de las principales materias primas. Pero también en un aumento de aversión global al riesgo, «con efectos negativos en los activos de las economías emergentes».

El banco de inversión JP Morgan advierte que si bien los datos macroeconómicos de noviembre en China fueron mejores a los esperados, «mantenemos nuestras proyecciones de crecimiento de 6,9% para 2015 y 6,6% para 2016».

Pesimismo

El FMI estimó en octubre que China crecerá 6,8% en 2015 y 6,3% en 2016. Hasta ocho años duraría período de baja demanda China

El ánimo del último Asian Copper Week no fue de los mejores. Juan Carlos Guajardo, director ejecutivo de Plusmining, comentó que «los chinos sinceraron sus estimaciones de lo que va a durar el periodo (de menor demanda) hasta llegar a una nueva normalidad, y dijeron que será de entre cinco y ocho años. Eso no significa que el precio del cobre va a estar deprimido todo ese tiempo, pero sí que por un lapso largo la demanda china no va crecer con la misma fuerza».

El experto explicó que este escenario lo configuran varios elementos. Por un lado, la transición de la economía china hacia una actividad más orientada a los servicios. Pero también hay otros aspectos más coyunturales. Uno de ellos es el fin del uso del cobre como colateral para la banca; esto es, que las empresas compraban por sobre sus necesidades y usaban el metal adicional como garantía para pedir préstamos. Estos recursos, a su vez, los prestaban a un público con acceso bancario restringido, práctica que terminó este año. Por otro lado, Guajardo aseguró que la campaña anticorrupción en China ha surtido su efecto, paralizando muchas inversiones. A esto se suma que el mercado está a la espera de que los chinos anuncien el plan quinquenal, por lo que las inversiones no se reactivarían hasta no tener claridad sobre ese programa, añadió Guajardo.

El carácter coyuntural de estas medidas, en todo caso, acotaría la duración de este escenario negativo. «Creo que el período más malo del cobre lo hemos visto este año, y durará hasta mediados de 2016, pero de ahí deberíamos ver algo mejor, aunque no volviendo a los US$ 3 por libra por ahora», sostuvo el experto.

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