Toman muestras de suelo para detectar si hay contaminación

Abr 6, 2015

Se evaluarán niveles de daños de tipo biológico y metales pesados. 

(El Mercurio) 12 días después de que se produjeran los aluviones en el norte del país, se comenzará a analizar el estado del suelo de las zonas dañadas. Así lo confirmó el subsecretario de Salud, Jaime Burrows, al entregar un informe de los trabajos de emergencia, que hasta ahora ascendían a $5.731 millones.

«Hemos decidido hacer un muestreo de suelo, para lo cual hemos adquirido pistolas que son escáneres (…) Permiten determinar si hay un nivel alto de contaminación por metales», dijo Burrows.

El subsecretario señaló que la medida surgió por «la preocupación que hay en la gente por la contaminación ante eventuales rebases de relaves mineros, si bien nosotros hemos planteado, con la información que nos entrega Sernageomin, que esto es muy poco probable».

Hoy llegarán a Copiapó cinco equipos cuyo nombre técnico es «analizadores de fluorescencia de rayos X portátiles». Burrows explicó que si bien estos habían llegado la semana pasada al país, no habían sido trasladados al norte ni se habían usado porque se debía capacitar a quienes los van a manipular.

La muestra será obtenida de manera inmediata, y debe ser analizada por el Instituto de Salud Pública (ISP), que determinará si existe o no contaminación que pueda afectar a los habitantes. Mañana se hará un mapeo de los lugares que se visitarán.

La investigadora del departamento de Salud Pública de la U. Católica Sandra Cortés, quien desde el lunes asesora a la seremi de Salud de Atacama, consideró la medida como «una respuesta razonable dentro de la magnitud de problemas que existen actualmente».

Agregó que lo más grave en el norte es el deterioro de la calidad del agua, que produce «enfermedades microbiológicas, problemas serios de aguas servidas. Se sobrepasaron los sistemas, y esto presenta un riesgo de salud pública inminente, más que cualquier posible riesgo químico», sentenció.

La disponibilidad del alcantarillado en Copiapó es de un 20%; Tierra Amarilla 70%, y Diego de Almagro y Chañaral, de 0%. Ayer, además, se anunció que la vacunación contra la hepatitis A se amplió a personas de menos de 20 años expuestas a aguas servidas, y a de menos de 40 que remueven escombros. Se vacunará también a albergados que tengan hasta 40 años.

Niños con estrés postraumático

Los niños han sufrido en estos días. Diecisiete de ellos, desde guaguas hasta adolescentes, están entre los 118 albergados en el liceo de Chañaral tras haber perdido sus casas. Otros son llevados al lugar para que reciban vacunación contra hepatitis e influenza. Sus padres están preocupados: relatan que los pequeños, tras salvar de una situación de riesgo, sufren efectos del shock y presentan problemas para dormir, se orinan y tienen miedo de pasar por el lugar donde estaba su vivienda. En el albergue, los menores han sufrido incomodidades al no contar con espacio, y en los primeros días debieron dormir en el suelo, cuando aún no llegaban los colchones.

Voluntarios les preparan juegos, traen dulces o los pasean para alegrar sus días. Los encargados esperan la asistencia de especialistas para apoyar a estos menores y a sus padres.

Búsqueda incansable

Más de mil bomberos, efectivos del Ejército y de la Armada siguen realizando una intensa búsqueda de las personas que están perdidas desde que ocurriera el aluvión, hace nueve días, tanto en Chañaral y Diego de Almagro, como en Tierra Amarilla y Paipote.

Al menos ocho compañías han llegado a apoyar esta labor, con turnos de 12 horas diarias, con expertos en rescate, señala el superintendente de Bomberos, Mario Bordoli.

En Chañaral, en tanto, brigadas de la Armada, al mando de la Capitanía de puerto, examinan a diario con varillas una superficie de media hectárea por día. «La tarea ha sido complicada, ya que el barro, con cada día que pasa, se endurece más», afirma el subteniente de la Armada Cristián Rozas, a cargo del equipo de búsqueda, donde trabajan personas que también ayudaron en el 27F.

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