La ambiciosa meta de los Acuerdos de Producción Limpia

Ago 27, 2014

El Gobierno quiere lograr que al menos 4 mil empresas más se sumen a los APL en el período 2014 - 2017. Para dicha meta, está realizando un fuerte trabajo en regiones y en diversos gremios del comercio, pesca, forestal e industrial por nombrar algunos.

(Pulso) En 2013, la venta de vehículos livianos y medianos en Chile fue de 378.240 unidades (ANAC). En conclusión, 1.512.960 neumáticos quedarán en desuso (al menos para automóviles) en un promedio de ocho años. ¿Qué pasará con ellos?

Justamente, que las empresas se hagan responsables de los residuos productos de lo que fabrican y venden, es uno de los objetivos de los denominados Acuerdos de Producción Limpia (APL), que el gobierno quiere estimular aún más mediante el reciente lanzamiento de la Agenda Regional de Producción Limpia 2014 -2018.

Desde que comenzaron su funcionamiento a fines del siglo pasado, se han sumado 6.039 empresas con operaciones en Chile a los APL, correspondiente a 8.709 instalaciones. Bastante más que las 3 empresas con que se dio inicio a esta tendencia en 1999.

El objetivo del Consejo Nacional de Producción Limpia (CPL), integrado por varias entidades (ver recuadro) es sumar 4.000 empresas más durante 2014 y 2017, lo que representa aproximadamente un crecimiento cercano a 40% más que en el período 2010 – 2013, donde se adhirieron 2424 empresas.

Para enfrentar este desafío el CPL ha diseñado una estrategia de apalancamiento de recursos que ascendería  alrededor de los $1000 millones por año, adicionales al presupuesto actual del Consejo, que es de $2600 millones.

La historia

Los APL son instrumentos de gestión pública, por el cual las empresas y los órganos del Estado, se comprometen voluntariamente en establecer metas, procedimientos, incentivos, mecanismos de seguimiento y control, así como mecanismos de solución de conflictos a partir de un diagnóstico consensuado de la realidad ambiental y productiva de un sector o grupo de empresas.

Su historia comienza a mediados de los noventa en un contexto donde el tema medioambiental en Chile empezó a sonar cada vez más fuerte. Tenía dos objetivos fundamentales: mitigar la contaminación de ciertos sectores productivos y mejorar la gestión.

“Al principio era una verdadera rareza, tomando en cuenta que es un acuerdo de voluntades. O sea, el sector privado se compromete a una producción limpia. Además, todo lo que se refería al cambio climático también era un tema nuevo. Hubo que hacer varias acciones para que se entendiera bien el tema”, comenta Juan Ladrón de Guevara, actual director ejecutivo del Consejo de Producción Limpia.

En ese entonces, los temas más importantes tenían relación principalmente con la energía y los desechos producto de la minería. Ya en 2003 (año de mayor crecimiento) se sumaban 1531 empresas.

A pesar del gran impacto público que tuvo el caso Freirina, en la Región de Atacama, cuando la comunidad se tomó las calles en 2012, más que aumentar el número de acuerdos, este suceso ayudó a generar más conciencia con respecto a la Producción Limpia en el sector privado y en la población.

“En la actualidad, además del tema ambiental, los APL han ido evolucionando a temas de sustentabilidad en general. Hoy las empresas están mucho más preocupadas de sus comunidades y de la transparencia, entre otros temas. Por lo tanto, los APL se han ido ampliando bastante”, agrega Ladrón de Guevara.

La estrategia

El CPL es una entidad pequeña, que trabaja en pleno centro de Santiago, a pocas cuadras del Palacio de La Moneda. Por eso, una de sus principales estrategias está en lograr acuerdos con los gremios empresariales. “Es mucho más eficiente. Por lo general, los mismos gremios son los que se acercan, más que empresas individuales. Tenemos varios ejemplos simbólicos como el de las ferias libres y empresas relacionadas a la venta de leña, por nombrar algunos”, dice el director ejecutivo del CPL.

Otros casos interesantes son los acuerdos con las empresas que comercializan baterías y neumáticos, que se hicieron bajo la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP). Según el CPL, los sectores que actualmente tienen APL son el agropecuario, industria manufacturera, construcción, minería, pesca, turismo, servicios públicos y establecimientos educacionales.

Otro elemento del plan 2014-2018 pone hincapié en las regiones, donde se ha establecido como objetivo que cada representante regional del CPL, logre al menos un gran acuerdo sectorial al año. Gracias a las Agendas Regionales de Producción Limpia, la meta es llegar a 56 nuevos APL al 2018.

Otra de las aspiraciones es lograr crear un  centro especializado en Producción Limpia y facilitar el acceso de empresas a instrumentos Corfo, a través de sus concursos regulares o nuevas iniciativas. Se espera que el presupuesto estimado para invertir en regiones supere los $7 mil millones durante el período 2014-2018.

Además, el CPL está de a poco abriendo el tema hacia municipalidades y universidades. En este último caso con el concepto de “campus sustentable”. “Finalmente, lo que se logra con esto es incentivar la innovación en las empresas, ya que deben invertir en la modificación de sus procesos”, concluye Ladrón de Guevara.

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