Los cambios que enfoca Corfo a partir de 2015

Jun 23, 2014

Entre otras modificaciones, se condicionará la entrega de los fondos más caros (de hasta US$ 1,5 millones) a que los proyectos cuenten con un importante cofinanciamiento privado.

(El Mercurio) Las aguas están movidas en el ecosistema emprendedor. A los coletazos del caso que destaparon los diputados Gabriel Silver (DC) y Daniel Farcas (PPD), sobre la franquicia de pizzas Papa John’s financiada con apoyo de la Corfo, se suma el anuncio de esta entidad de una reingeniería profunda a los programas de innovación.

Las nuevas autoridades de la Corfo están por implementar al menos tres cambios centrales: fortalecer la política de clusters productivos, en que el Estado tiene un rol protagónico en la identificación de los sectores económicos que se van a apoyar con recursos fiscales; reorientar fondos hacia los proyectos de las pymes con alto potencial de crecimiento y restringir la entrega de los fondos más altos (de hasta US$ 1,5 millones, por ejemplo) a aquellos proyectos que cuenten con un importante cofinanciamiento privado.

Se están revisando principalmente los programas de apoyo a la innovación, que son los más importantes de la Corfo por los volúmenes de dinero que involucran: de un presupuesto total de US$ 343 millones al año, US$ 102 millones se destinan a innovación y, de ellos, US$ 20 millones a proyectos de alta tecnología.

«Aquí hay una reestructuración mayor de los programas, no sobre la base de la ideología, sino de la evaluación y de lograr un objetivo que es impacto», adelanta el vicepresidente ejecutivo de Corfo, Eduardo Bitran, quien señala que uno de los cambios apunta a que los recursos lleguen de manera más directa a las empresas, sin intermediarios.

Explica que una parte importante de la inversión que se ha hecho para fomentar la innovación se ha quedado en la academia, pero que no siempre ha tenido los efectos esperados para las empresas.

Resienten el golpe

En las universidades y en las organizaciones de emprendedores han resentido algunas de las modificaciones. «Es propio de cualquier administración poner sus énfasis, pero sería bueno que algún día dejáramos de cambiar todo cada cuatro años», señala en privado el director de innovación de una de las principales universidades del país.

«Aplicar cambios importantes a programas que tenían un nivel de demanda muy alta (I+D aplicada, por ejemplo) genera la sensación de que todo se frena, básicamente porque existe un costo de aprendizaje. Aprender cómo funciona una línea de financiamiento de Corfo toma tiempo, incluso para los consultores que asesoran a los postulantes», agregan fuentes de la Asociación de Emprendedores de Chile (Asech).

Matías Acevedo, gerente corporativo de la Corfo durante la administración del ex Presidente Piñera, lidera la plataforma Fuerza Emprendedora, organización que además integran los ex ministros de Economía, Pablo Longueira; de Desarrollo Social, Bruno Baranda; del Sernam, Loreto Seguel; el ex Vicepresidente de Corfo Hernán Cheyre y el ex coordinador del Año de la Innovación, Cristóbal Undurraga.

Desde esa organización, Acevedo critica la mayoría de los cambios que se están implementando en Corfo: «Los proyectos que ya han sido aprobados no pueden sufrir cambios en las reglas del juego, pero se están viendo afectados aquellos que estaban preparando su postulación a los distintos programas y hoy esas líneas se encuentran en revisión».

El problema, agrega, es que los proyectos en revisión son prácticamente imposibles de realizar sin apoyo estatal: «Todo parece indicar que estos cambios y el proceso de instalación terminarán afectando los tiempos de ejecución del presupuesto a nivel central y regiones».

Pero, retruca Bitran, no es efectivo que la maquinaria haya experimentado un frenazo: «Vamos a tener que hacer alguna reasignación de recursos, pero no estamos interrumpiendo ningún programa por el momento. Todo lo que venía se está resolviendo con cambios marginales, porque si uno quiere ejecutar el presupuesto, no puede hacer cambios fundamentales este año. Los cambios se van a sentir con significación el próximo año. Hay nuevos programas, el programa de las pymes como ventanilla abierta (sin restricciones para acceder) está entrando este año».

Detrás de este nuevo foco subyace la idea de focalizar los gastos en innovación en materias que tengan un impacto real en las pymes y que no se queden al interior del mundo académico. «Hay serias barreras de información de las empresas cuando se trata de adquirir tecnología. Muchas veces la tecnología puede estar presente, pero no se ha difundido. Por eso se va a crear un mecanismo de subsidio a la innovación de producto y proceso que debería partir en dos meses reasignando recursos».
La idea, señala, es que los recursos lleguen más directamente a las empresas: «En el pasado, se aumentaron los subsidios fuertemente a la investigación y desarrollo, pero el 70% de esos recursos van a las universidades».

Cambios cada cuatro años

Los giros en la estrategia de Corfo no son nuevos. En 2011, el entonces vicepresidente ejecutivo de la entidad, Hernán Cheyre, comunicó que la política de clusters productivos -heredados del primer gobierno de la Presidenta Bachelet y que beneficiaban a los sectores alimentario, acuícola, minero, servicios globales y turismo- sería discontinuada.

Tres años después, Corfo reforzará la política de clusters y el Estado retomará un rol importante en la identificación de los sectores a los que se apoyara.

Para Acevedo, esta decisión constituye un retroceso: «Parece improcedente virar nuevamente hacia un esquema de política que elige sectores ganadores ( clusters ). Es efectivo que bajo nuestra administración se apoyó a sectores específicos, pero eso se hizo permitiendo que todos compitieran por igual, y la selección fue sobre la base de los méritos de cada proyecto, sin exclusiones a priori».

En el reciente documento «Making Innovation Policy Work» (Políticas Innovadoras de Trabajo), publicado por la OCDE y el Banco Mundial, se sugiere abandonar la política de elegir sectores ganadores, y avanzar en la dirección de facilitar la coordinación estratégica entre los sectores público y privado, dice.

Programa Start Up en revisión

El programa Start Up, uno de los planes estrella de la Corfo en materia de emprendimiento durante el gobierno anterior, también está bajo revisión. Este programa busca atraer emprendedores de todas partes del mundo para que inicien sus negocios en Chile y cuenta con un apoyo de US$ 40 mil para cada proyecto.

A partir del próximo año, esas platas se repartirán en dos fases. La primera mitad de los recursos se entregará al iniciar el programa que dura seis meses, mientras que el resto se hará a los cuatro meses y luego de una evaluación. Además, se hará mayor promoción para aumentar la participación de chilenos y latinoamericanos en este programa.

«Los latinoamericanos traen muy buen capital humano y se quedan más en el país. Los europeos vienen mucho más de vacaciones. Los emprendedores van a tener que venir cuatro meses, con US$ 20 mil (en esa etapa), y en ese período deben tener terminado su plan de negocio. Si no han hecho un plan de negocio decente, se van de vuelta, porque quiere decir que vinieron de vacaciones».

Cifras de Corfo entregadas a principios de marzo de este año señalan que el programa había recibido 10 mil proyectos provenientes de 112 países, un tercio de ellos chilenos.

Exigencias para las incubadoras

Para acceder a la mayoría de los fondos de emprendimiento de la Corfo, los interesados deben acceder a través de una incubadora de negocios, que son entidades tradicionalmente vinculadas a las universidades, que operan como primer filtro, otorgan asesoría técnica y que cobran un porcentaje del dinero que otorga la Corfo.

¿Qué cambios enfrentarán en los próximos meses? «Vamos a crear financiamientos basales con indicadores de logros muy duros. Vamos a evaluar cuántas empresas incubadas lograron levantar capital de riesgo, cuántas están exportando, cuántas generan empleo. La renovación de los contratos se va a hacer sobre esa base. Las incubadoras que lo hagan bien van a crecer, y los que lo hagan mal, van a salir del sistema».

En la administración anterior valoran estas exigencias, pero agregan que algunas revisten riesgos: «El empleo no es un buen incentivo para proyectos en etapas tan tempranas. Lo de las ventas fue el principal cambio de nuestra gestión. Anteriormente no se incluían mecanismos de incentivo, con lo cual el negocio de las incubadoras venía dado por el volumen de proyectos», dice Acevedo.

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