Muchos opinan sobre lo ocurrido con la tragedia del Norte desde la galería. Algunos periodistas en respetados programas, como por ejemplo Será Noticia, cometen errores – sin intención por supuesto – porque las falta conocimiento sobre lo que opinan.
Como ex- Ejecutivo de la Empresa Minera Escondida gestionada en ese entonces por canadienses con una visión orientada hacia las personas, me tocó vivir el aluvión de 1991 en Antofagasta. Sucedió un lunes por la noche y los tres días siguientes fueron caóticos y muy duros para la gente más humilde.
Lo más importante en el desierto ante estas catástrofes es el agua. Las personas no pueden soportar más de tres días sin beber agua de calidad decente. Al segundo día la Armada de Chile tenía disponible un buque cisterna de gran capacidad en el puerto de la ciudad. Personalmente vi camiones aljibes con una gestión deficiente, ante la cual la gente comenzó a golpear los estanques de los aljibes con chuzos y picotas.
La empresa Escondida de ese tiempo tenía muy claro su rol social. Bajó maquinaria y proporcionó dos camiones aljibes de 35.000 litros de capacidad c/u con potentes bombas para cargar rápidamente desde el buque cisterna y descargar en tres estanques de 50.000 de capacidad. En ellos la minera instaló 18 llaves para que las personas pudieran conformar 18 filas simultáneas y cargar agua bebestible en forma rápida, segura y sin desperdiciarla. Puso todo su personal de emergencia para ayudar en esta crisis sin pedir nada a cambio.
Toda la ayuda que venga por tierra en este período crítico de tres días, especialmente el abastecimiento de agua en forma masiva, es crítica.
Responsablemente señalo que ante esta catástrofe las prioridades están equivocadas puesto que al agua, le sigue la logística para su abastecimiento, especialmente si la conectividad por tierra es interrumpida. Lo demás vendrá a su tiempo después que las personas puedan beber agua. Las mineras tienen mucho que aportar sin esperar aparecer en noticieros de TV ni en las portadas de los diarios.