La necesaria cultura para la innovación

Jun 9, 2015

Las empresas nacionales deberían tener una mayor apertura a procesos de innovación, no sólo para optimizar lo existente, sino para transformar el gran potencial de recursos del país en base minera de proyectos futuros exitosos.

De la literatura de innovación se extraen conceptos tales como “los proyectos de inversión ofrecen oportunidades concretas y formidables de innovar”, “las etapas tempranas del diseño ofrecen más oportunidades de agregar valor” (Osorio, C y Elola A, 2010) y también se señala que las grandes empresas terminan centrándose preferentemente en lo inmediato (explotación) más que en el futuro y la proyección (exploración) (March J, 1991) y no se crean condiciones para cambios tecnológicos relevantes en la industria (C. Christensen 1997). Bajo estos conceptos la minería califica como una industria muy conservadora y con escasa cultura para la innovación, tanto en proyectos como en el mejoramiento continuo y excelencia operacional.

En el ciclo de un proyecto las decisiones claves en materias tecnológicas se toman en la etapa de ingeniería conceptual, es decir, tres o más años antes de la fase de construcción del proyecto y considerando, como norma general, tecnologías probadas. En Chile las operaciones de la gran minería de cobre privada y estatal (en sus nuevas divisiones) son recientes, en su mayoría, de los últimos 20 años. Este segmento, que hoy es el más actualizado en estándar tecnológico, sin embargo está basado en tecnologías instaladas hace más de 25 años, reconocidas entonces como probadas.

En las optimizaciones posteriores a la puesta en marcha de los proyectos mineros, en general, la adquisición de equipos a proveedores de servicios se hace más por costo que por incluir soluciones innovadoras en tecnologías y gestión de las operaciones. La organización de las empresas preferentemente tiene fortalezas y procedimientos para repetir lo conocido.

Este déficit en la cultura para la innovación en las compañías mineras nacionales es aún más importante en la proyección de futuro. Chile posee los mayores recursos y reservas de cobre identificadas en el mundo. En la próxima década se prevé la explotación de minas de características muy diferentes a la actual (a mayor profundidad, con menores leyes, más impurezas) y que demandan procesos o soluciones distintas en el uso de insumos críticos como el agua y la energía.

Además, para explotar en el futuro cercano estos recursos mineros tenemos plena conciencia que se debe hacer con la obligación de responder a más requerimientos de la sociedad. Por lo tanto, los proyectos definitivamente no pueden ser resueltos bajo los actuales paradigmas de sustentabilidad económica, social y ambiental.

Las empresas nacionales deberían tener una mayor apertura a procesos de innovación, no sólo para optimizar lo existente, sino para transformar el gran potencial de recursos del país en base minera de proyectos futuros exitosos. Las empresas deberían tener una capacidad experta para preguntar a científicos nacionales y extranjeros por nuevos conocimientos para, a continuación, interpelar a centros tecnológicos y empresas de servicios intensivas en conocimiento que transformen esos desarrollos en soluciones aplicadas. Bajo este planteamiento la compañía minera debería ser el gran impulsor de la I&D en el país.

Esta propuesta no es original y, con las debidas consideraciones, tiene precedente en la década de 1980 en el accionar de Codelco, CM Disputada, SM Pudahuel, CM Indio, que tuvieron una cultura proclive a hacer uso de la irrupción del conocimiento nacional, generado en gran parte en los centros de investigación (CIMM, INTEC), universidades, empresas de ingeniería nacional –y esto es muy relevante– con un rol principal de interlocución de estas empresas mineras y con importantes rasgos en apertura a la innovación. O sea, en Chile es posible.

Juan Enrique Morales

Consultor en minería, director de empresas.

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