La ingeniería no es un commodity

Mar 9, 2016

Limitar la ingeniería a commodity, donde el que hace menos y cobra menos desarrolla más trabajo, está hipotecando el desarrollo minero de Chile.

En los más de 40 años de experiencia que tengo desarrollando trabajos de ingeniería para la industria minera, me ha tocado ver diversos cambios en la valoración de la ingeniería como herramienta gestora del negocio minero.

En las décadas de los ‘80 y ‘90 la consultoría e ingeniería en Chile eran muy respetadas. Posiblemente porque éramos pocos los que nos atrevíamos a realizar diseños con tecnologías poco conocidas, ya que producto de las nacionalizaciones y restricciones de los años ‘70 había un reducido know-how en tecnología minera en nuestro país.

En los ‘90 se empezaron a desarrollar proyectos mineros, tanto brownfield como greenfield, bastantes audaces (MEL de BHP, LB-LT de CMD, etc.), todos ellos con mucho riesgo y con un fuerte involucramiento de la ingeniería. El consultor era un “socio del minero” y el respeto profesional se mantenía con mucha fuerza. El esquema de contratación fue cambiando desde pago por hora efectiva hacia esquemas semi-flexibles.

En la primera década de este siglo, el número de proyectos y la cantidad de empresas de ingeniería produjeron un cambio relevante. El diseñador pasó a ser más un ejecutor de trabajos de ingeniería que un optimizador de proyectos. Se privilegió el avance rápido, sacrificando la eficiencia y la eficacia en cálculos, selecciones y diseños. El respeto se cambió por una relación contractual fundada sólo en compromisos mutuos.

En la actualidad el sistema volvió a cambiar: la relación entre la empresa minera y la ingeniería se ha tornado confrontacional, tratando los mandantes de precisar alcances para desarrollar la menor cantidad de trabajo y al menor costo posible. Se perdió el respeto por la ingeniería bien hecha. Los esquemas habituales de contratación son sumas alzadas por entregables. Siempre se elige al barato (no importando a veces su nivel de competencia) y hay poca preocupación por la optimización de diseño (significa más horas). Vale decir, la ingeniería de proyectos mineros en Chile se transformó en un commodity.

Los riesgos de este enfoque son evidentes. Los proyectos resultan más caros, con más conflictos con los constructores/proveedores y, lo que es peor, frecuentemente sin cumplir las promesas al dueño.

Como ejemplo, de los cuatro proyectos greenfield que partieron en esta década, ninguno cumplió al 100% la meta de tratamiento proyectado en el tercer trimestre de ramp-up, y después de ocho trimestres sólo uno logró cumplir. Esta pérdida de producción al inicio de un desarrollo greenfield, con las mejores leyes y en los primeros años, impacta muy fuerte en la pérdida de rentabilidad del proyecto. Estas cuatro iniciativas suman una pérdida total del VAN que he calculado en más de US$3.000 millones, perdiendo el Estado un cobro de más de US$1.000 millones en impuestos.

Limitar la ingeniería a commodity, donde el que hace menos y cobra menos desarrolla más trabajo, está hipotecando el desarrollo minero de Chile, ya que los proyectos resultan mediocres y las metas no son alcanzables.

Usar la ingeniería más barata no es la solución para salir de la crisis. En los años ‘90, a pesar de tener precios del cobre muy bajos, se materializaron los proyectos mineros más audaces y efectivos de la minería chilena. Ojalá los responsables de los proyectos vuelvan a considerar a la empresa de ingeniería como su aliado natural. Tener ingeniería efectiva, eficiente y motivada permite detectar oportunidades para ser rentables con bajo precio del cobre, y para lograr soluciones que no tengan impactos negativos sobre las comunidades y en el medio ambiente.

Juan Rayo Prieto, presidente del Instituto de Ingenieros de Minas de Chile

Presidente del Instituto de Ingenieros de Minas de Chile

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