Carta de navegación

Nov 12, 2013

Editorial revista MINERÍA CHILENA. En víspera de las elecciones presidenciales que tienen lugar este mes, en las cuales podría definirse quién dirigirá al país en los próximos cuatro años –desde marzo de 2014– o al menos se determinarán los dos candidatos o candidatas con mayores posibilidades de asumir la Presidencia (en caso de una segunda […]

Editorial revista MINERÍA CHILENA.

En víspera de las elecciones presidenciales que tienen lugar este mes, en las cuales podría definirse quién dirigirá al país en los próximos cuatro años –desde marzo de 2014– o al menos se determinarán los dos candidatos o candidatas con mayores posibilidades de asumir la Presidencia (en caso de una segunda vuelta), parece apropiado plantear los desafíos que en materia minera deberá abordar el próximo Gobierno.

La minería ha comenzado a tomar relevancia en los programas y discursos de los aspirantes a La Moneda, según se ha visto en los documentos presentados en los últimos días. Lo anterior es estratégico, ya que por largo tiempo estuvo relegada a un segundo plano en la discusión de políticas públicas, salvo por su rol de generadora de recursos para el Fisco. Es más, ha predominado una visión de la actividad minera como una “vaca lechera”, que anula los incentivos al emprendimiento y a la innovación tecnológica, piezas claves para la competitividad país.

Dicho esto, y a la luz de los recientes programas presidenciales conocidos, un tema esencial que debieran afrontar las autoridades es cambiar la mirada respecto del papel gravitante de la minería y a partir de ahí trabajar en una institucionalidad que favorezca su desarrollo, lo vincule con la sociedad en forma efectiva así como con otras actividades productivas, y estimule la transferencia tecnológica. La contribución de la minería debiera entenderse desde una perspectiva integral, que abarque los impactos de la industria en el aparato productivo nacional, en el mercado laboral, en el mundo financiero y en centros de I+D.

Ello requiere que las rentas generadas por la minería sean utilizadas de manera responsable y asegurar que la carga tributaria del sector esté acorde con los niveles de competitividad del país, por medio de un sistema que capture de mejor manera las utilidades en periodos extraordinarios y compense los ciclos de precios bajos.

Fundamental para la sostenibilidad social de la industria minera es Codelco. Independiente de quién gobierne, debiera fortalecerse su autonomía, de manera que la Corporación pueda tener una estrategia de financiamiento clara y de largo plazo que garantice la materialización de su programa de inversiones y de los llamados proyectos estructurales, que en su mayoría permitirán mantener la capacidad productiva de la empresa.

Por otra parte, la competitividad minera requiere de incentivos a la inversión, de la supresión de barreras de entrada a nuevos actores y de una mayor apertura y comprensión por parte del sistema financiero –algo están haciendo al respecto la Bolsa de Comercio de Santiago y la Bolsa de Productos– para que más compañías, particularmente juniors, realicen labores de exploración que se traduzcan en nuevos yacimientos. También relacionado con el impulso a las inversiones, uno de los grandes temas pendientes es el abastecimiento energético, frente al cual –como lo planteó el Colegio de Ingenieros en una carta abierta a los candidatos– es preciso tomar decisiones inmediatas y cambios regulatorios para ase..gurar un suministro estable y fomentar la competencia en el sector, diversificando la matriz energética.

La mantención de las actuales condiciones limitará el potencial de crecimiento de la actividad minera y, en definitiva, el progreso del país. Es de esperar entonces que la carta de navegación del próximo Gobierno asuma estos desafíos y sus soluciones, que acercarán más a Chile al desarrollo.

 

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