Grandes empresas ante los retos en el territorio y las comunidades: “No es improvisación, es método, tacto y tiempo”

Ago 16, 2017

Consejo Minero, la UC y Acción Empresas congregaron a 18 grandes compañías y definieron pautas de acción para generar valor en los lugares donde producen.

(Diario Financiero) El rol de las empresas, especialmente en el territorio donde se desenvuelven, cambió. Si antes éste se daba por cumplido con el pago de impuestos y la generación de empleo, ahora se exige mucho más.

“Estamos muy conscientes de que no basta cumplir con los requerimientos que establece un permiso ambiental para instalarse y desarrollar una actividad empresarial. Se necesitan otros tipos de acuerdos”, resume Joaquín Villarino, presidente ejecutivo del Consejo Minero. Este gremio junto al Centro de Políticas Públicas de la Universidad Católica y Acción Empresas congregaron a 18 grandes compañías para discutir sobre su presencia en las distintas zonas del país, generar un diagnóstico común y formas para potenciar su impacto en esas localidades.

La línea base, agrega Villarino, es clara: “Hay una dispersión de esfuerzos que no estaba siendo óptima a la hora de obtener resultados y si existe una conversación entre las empresas que están en una misma zona o región, probablemente podríamos ser más eficientes, ordenando y alineando expectativas, lo que a fin de cuentas puede redundar en el beneficio directo de las comunidades”.

Este trabajo se tradujo en el documento “Empresas y Territorio, Reflexiones en torno a la construcción de una mirada común sobre el territorio”, que sistematiza las discusiones que en tres sesiones tuvieron Anglo American, Antofagasta Minerals, la polaca KGHM, Aguas Andinas, WPD Chile, Esval, Viña Concha y Toro, ENAP, CAP, BHP, Codelco, Engie, Barrick, Collahuasi, Iansa, Transelec, Arauco y Colbún.

Charles Kimber, gerente de Asuntos Corporativos y Comerciales de Arauco, dice que la sociedad está cuestionando mucho más el rol de todas las instituciones y que a las empresas les toca hacerse cargo de muchas tensiones que se van generando a lo largo del país por distintos temas. Por ello, mejorar el diálogo entre compañías es fundamental para afrontar esto.

Felipe Purcell, vicepresidente de Asuntos Corporativos en Anglo American Chile, reconoce que el trabajo con comunidades es algo reciente, dada su larga historia, y que en el caso de la compañía se desarrolla desde hace unos 12 años bajo una lógica de que las zonas cercanas progresen junto a ellos.

“Si no tienes suficientes impactos positivos, sentidos por esas comunidades, tu futuro está completamente condenado”, dice.

Kimber agrega que la clave es entender que esta temática es parte del negocio.

“Las empresas son fuentes de creación de valor y, cuando se empieza a relacionar más con la sociedad y lo ve como una oportunidad para ella, logra tener un tremendo impacto social. Compañías que hemos incorporado esto como parte de nuestro interés personal, nos desafía tanto como ir a vender una tonelada de celulosa a China”, dice.

Juan Pablo Schaeffer, gerente de Desarrollo Sustentable de Colbún, dice que esto es relevante porque hoy no hay proyecto u operación que sea indiferente para una comunidad. Por eso, “hay que pensar que las empresas llegan a un territorio en el que se deben insertar con una visión de largo plazo. Hemos aprendido que una de las claves en las que podemos ayudar es establecer un plan de desarrollo futuro, lo que permita además desacoplar los tiempos políticos de los tiempos del desarrollo del territorio”. (ver nota relacionada).

Política interna

Pero mejorar la coordinación en el territorio, para dar viabilidad a operaciones y proyectos de inversión, pasa además por otros temas.

Villarino explica que esto se logra mejor cuando hay una intervención al interior de la empresa, alineando desde la presidencia hasta la persona a cargo de las comunidades. “Tiene que haber una política interna que converse con esto”, explica y agrega que esto se ve cada vez más en las compañías, donde los directorios ejercen una supervisión directa.

Purcell lo ejemplifica diciendo que en el caso de AngloAmerican esto es parte de un compromiso de diferentes niveles en la empresa, desde el directorio en Londres, y que se hacen evaluaciones anuales.

Kimber agrega que el convencimiento de las empresas en estas materias se demuestra porque han designado a estas labores a ejecutivos que podrían estar en otras áreas, que no vienen necesariamente del quehacer de las relaciones públicas o del conocimiento de comunidades. “Eso no es improvisación, hay metodología, diseño, mucho trabajo, tacto y tiempo”, dice.

Por eso -complementa Schaeffer-, lo esencial es ir cambiando culturas que alejen la solución comunitaria con temas meramente transaccionales, para hacer apuestas de largo plazo.

Próximos pasos

Tras el lanzamiento del documento, que ya ha sido sociabilizado entre las 18 empresas participantes, Villarino explica que lo que viene es abrir la convocatoria y profundizar el diálogo.

De hecho, una segunda etapa intentará establecer experiencias pilotos en el territorio donde coexistan compañías de distintos rubros para implementar un sistema de trabajo que se haga cargo del diagnóstico y líneas de acción que definió el documento.

«Estos gastos no son filantropía, son necesarios para la renta»

Cambiar la mirada respecto al tratamiento tributario que tienen los gastos en materia de comunidades es importante para entrar en una nueva etapa. Hoy se reconocen así solo aquellos desembolsos que estén contenidos en una Resolución de Calificación Ambiental (RCA), pero cualquier otro paga el impuesto adicional. «Hoy todo lo que no esté como requisito obligatorio en una RCA es gasto rechazado. Falta evolucionar y entender que hoy en día no se puede tener un negocio y trabajar en el territorio sin tener cierto nivel de inversión en el trabajo con comunidades. Esto no es filantropía, es tan necesario como pagar la luz, los trabajadores o algún suministro», dice Felipe Purcell.

Villarino agrega que la buena noticia es que esto está siendo tratado en un nuevo reglamento que se pondrá en consulta y que, bajo ciertos parámetros, permitirá que estos gastos no paguen impuestos extras.

Todos coinciden en que independiente de este pago de impuestos, los desembolsos se realizan igual, pero se debe dar una señal. «Más que el impacto en platas, hay que madurar el concepto y entender que una empresa no puede funcionar sin las comunidades, son parte del desarrollo de su negocio», agrega Purcell.

Kimber complementa con que para empresas que están iniciándose en temas de responsabilidad social esto puede ser un incentivo.

«Empoderar a las localidades es el germen de la descentralización»

Empoderar a las comunidades y junto a ellas definir prioridades y usos de recursos económicos puede ser la forma más efectiva para descentralizar, dice Joaquín Villarino, presidente ejecutivo del Consejo Minero.

En términos generales, el documento establece una serie de falencias en las capacidades instaladas localmente, ya que muchas veces se asignan recursos sin que hubiera una gestión garantizada de ellos. «No iban directamente a satisfacer las necesidades que la propia comunidad hubiera ranqueado, como los más apremiantes», dice Villarino.

«Empoderar a las comunidades y a los gobiernos locales de verdad, contribuye de una manera muy real al uso eficiente de los recursos que le asigna el gobierno central», dice. A su juicio, esto es efectivo porque es en el territorio donde conocen de mejor manera las necesidades. «Por lo tanto, es un proceso descentralizador tremendo, muy útil para el país».

Esta dinámica, explica, se da con comunidades más informadas y empoderadas, mejor organizadas, que se sienten con atribuciones y poderes para ser una contraparte en la discusión del futuro de sus localidades.

Dado que las empresas se deben adaptar a estas situaciones, Villarino plantea que es probable que a raíz de esto se genere un modelo que pueda ser replicado con éxito en otros lugares del país . Incluso probablemente permita que el poder político se dé cuenta de que hay una fórmula para asignar recursos de una manera eficiente, que contribuya en la calidad de vida de las personas.

El «ruido» político

Otro tema que abordó la discusión es el rol que juega la actividad política en cómo se coordinan y mezclan los intereses de la comunidad con las empresas.

«Cuando el diálogo no es bien informado, pueden venir los intereses partidistas en momentos de elecciones. Esto, indudablemente mete ruido, pero hemos detectado que en la medida que somos eficaces trabajando en las comunidades y tenemos a nuestros vecinos, a nuestros proveedores, a nuestras empresas contratistas presentes en nuestro quehacer, bien informadas, actualizadas, el mundo político tiende a no interferir», dice Charles Kimber, de Arauco.

Felipe Purcell, de Anglo American, agrega que en todo esto hay que tener la precaución de que no se tome como que las empresas están reemplazando al Estado. Eso, sostiene, no debe ser así porque deben ser colaboradoras del Estado para atender ciertas necesidades más urgentes en los territorios.

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