Cobre cumple dos años cotizándose bajo US$ 3 por libra

Nov 28, 2016

La drástica caída del metal ha provocado una serie de efectos en la industria, como una reducción de las inversiones, del empleo y del peso del sector en el PIB nacional.

(El Mercurio) El 28 de noviembre de 2014, exactamente hace dos años, fue un día clave para el sector minero y también para el país: el precio del cobre bajó de los US$ 3 por libra y, hasta ahora, no ha repuntado por sobre ese nivel.

En estos dos años el sector ha vivido cambios drásticos, lo que ha impactado a la economía nacional. La minería es el sector que más recursos aporta al fisco, y en la industria se prevé que al menos en el corto plazo su cotización no repuntará de manera importante.

El peso del sector en el PIB nacional es hoy de 11,26%, mientras que en el superciclo fue de 13,3%. Asimismo, las inversiones realizadas por la minería están también decaídas, y el año pasado alcanzaron los US$ 9.987 millones, 17% menor a las registradas en 2014.

El empleo en el sector se ha visto igualmente afectado. Según cifras de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami) de noviembre, el empleo en los últimos 12 meses en el sector ha caído en 28.000 puestos de trabajo. En agosto de 2015 alcanzaba a 223.000 personas, mientras que en el mismo mes de este año llegó a 195.000, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Lo anterior significa una caída de 12,6%. Si se comparan estas cifras respecto del peak de ocupación del sector -alcanzado en septiembre de 2012 con 261 mil trabajadores-, se observa que la ocupación en minería ha disminuido en 66 mil trabajadores.

¿Por qué el cobre bajó de US$ 3 por libra y no repunta? Joaquín Villarino, presidente ejecutivo del Consejo Minero, explica que la cotización bajó porque, por una parte, «la oferta tenía la inercia expansiva provocada por años previos de altos precios», y por otra parte, «la demanda mundial estuvo fuertemente influida por la ralentización y cambio de estructura de la economía china, responsable de casi la mitad del consumo mundial. Pasó de tasas de crecimiento sobre l0%, con fuerte acento industrial, a tasas de 7%, con mayor énfasis en los servicios».

Álvaro Merino, gerente de estudios de Sonami, también dice que la baja se explica por la desaceleración de la economía mundial, particularmente de China, e igualmente por la apreciación del dólar y el aumento de la oferta. Juan Carlos Guajardo, de Plusmining, advierte que cuando los precios de las materias primas comenzaron a disminuir a fines de 2011, «la industria del cobre no redujo la oferta de manera significativa como sí lo hicieron otras industrias mineras, lo que generó la percepción de que había un superávit mayor en el metal rojo y con ello existió una visión más negativa», y agrega: «En otras palabras, la industria del cobre prefirió enfrentar el declive de precios con ajustes de costo más que con ajustes de producción».

Cautela y esfuerzo

Al menos en el corto plazo, nada indica que el precio del cobre podría repuntar a US$ 3 por libra, concuerdan. Sin embargo, Guajardo observa que el mercado del cobre es altamente cíclico y que probablemente antes del fin de la década podría producirse ese incremento.

Villarino señala que si bien con las elecciones de Estados Unidos el cobre ha ido al alza, «no hemos visto que la explicación para ello se sustente en razones estructurales de oferta y demanda, sino más bien en apuestas de inversionistas financieros, por lo que dudamos de que ese nivel de precios se mantenga en forma sostenida». Merino llama a tener «una dosis de cautela» por el comportamiento del cobre de las últimas semanas, y advierte que para este año se proyecta un leve déficit de 8 mil toneladas de cobre (lo que haría subir el precio), pero para 2017 se prevé un superávit de 163 mil toneladas. Los ejecutivos proyectan un precio promedio para el próximo año entre US$ 2,2 y US$ 2,4 por libra.

Por último, indican que dado que no se vislumbran alzas contenidas en los precios -e incluso cuando eso ocurra, dicen-, la industria debería seguir trabajando para lograr una mayor productividad, contención de costos, optimización de procesos, mejoras de gestión, capacitación de trabajadores, y trabajar por una continua innovación.

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