Diego Hernández: «Entre el 5 y 10% de la producción proviene de empresas que operan con pérdidas y evalúan parar»

Ago 29, 2016

Plantea que si no hay cambios ahora, no habrá nueva inversión en Chile cuando se reactive la minería, lo que debiera ocurrir en tres años más.

(El Mercurio) Luego de una extensa y exitosa carrera en la industria extractiva que lo llevó por América, Europa, África y Oceanía en las compañías mineras más grandes del mundo, se prepara para competir por la presidencia de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami), de la cual es ya vicepresidente. No es su primera incursión gremial: fue la máxima autoridad en el Consejo Minero en los años en que se inició la discusión del royalty para el sector. Sobre sus motivos, señala: «Estoy en una etapa de mi carrera donde me interesa menos tener puestos ejecutivos y es importante que algunos de nosotros nos dediquemos a la actividad gremial en un período complicado como el actual… Uno puede contribuir a que la industria minera sea mejor con una visión de largo plazo».

En esta entrevista, repasa los principales problemas del sector y delinea estrategias para subsanarlos.

-¿Hay crisis o ajuste en la minería?

«En la minería tenemos un ajuste, no una crisis. Estamos en un ciclo de precios más bajos, pero eso ha pasado muchas veces y no creo que llegue al nivel de crisis, al que llegaríamos si la cotización baja a menos de US$ 2 por libra».

-Si es un ajuste, ¿por qué ha afectado tanto a grandes y a chicas?

«Para todas implica cambiar el foco de cómo se ha hecho hasta ahora, en que la prioridad era producir lo máximo posible. Ahora hay que preocuparse de proteger los márgenes operacionales».

«Algunas empresas que son más competitivas, porque están mejor organizadas, tienen mejores leyes, un balance sólido, y van a pasar este período sin grandes problemas. Las empresas que están con un costo más marginal, más cerca del precio del cobre, están en una situación mucho más difícil».

-¿Cuántas empresas más pueden suspender o cerrar operaciones con un precio como el actual, de US$ 2,1?

«Hay un porcentaje, de entre 5% y 10% de la producción nacional, que no cubre costos de operación, opera con pérdidas y evalúan suspender temporalmente».

«Cada empresa tiene que evaluar las posibilidades de revertir esa situación, que depende de las expectativas de los precios y las políticas para bajar costos, siguiendo adelante y esperando mejorar, versus cerrar ahora e incurrir en un costo de paralización, y retomar la operación en uno o dos años cuando los precios mejoren».

-Han cerrado muchas pequeñas mineras y otras medianas y grandes (Collahuasi y El Abra) han paralizado parte de sus líneas de producción. ¿Se avizoran más cierres?

«El precio no debería seguir bajando, llevamos un precio acumulado de US$ 2,14. Si se mantiene este precio, el resto no debería sufrir. Ahora, este 5% a 10% tiene que decidir hasta cuándo financian la pérdida. Si están en pérdida-perdida, un año (de aguantar) es un plazo más que suficiente. Pero mi opinión personal es que el precio no debería variar mucho este año o el próximo y después empezaría a repuntar a niveles de US$ 2,4 o US$ 2,5 por libra».

-¿Y llegará a estar sobre US$ 3?

«En los próximos cuatro o cinco años probablemente no. Pero también hay que considerar que el dólar está más fuerte hoy día; entonces, un precio de US$ 3 de antes equivale a un valor de US$ 2,8 en paridad con el dólar».

«Todos tenemos que ser muy cuidadosos y realistas en este período»

-Hay negociaciones colectivas donde los trabajadores demandan altos bonos de fin de conflicto. ¿Fue un error de las mineras alentar estas expectativas?

«No, así es el sistema de negociación colectiva. Esto no es general, muchas negociaciones colectivas han sido bastante razonables, aunque estamos viendo algunas negociaciones donde no parece que la expectativa esté alineada con la realidad de la industria».

«Hoy a los trabajadores les debería importar más la mantención de sus puestos de trabajo que los bonos, y si se van en la dura, con expectativas que están fuera de mercado, las empresas no los van a poder otorgar. Finalmente, en vez de ser una situación ganar-ganar entre las empresas y los trabajadores, va a ser una situación de perder-perder. Y en algunos casos, con demandas fuera de mercado, las empresas pueden decidir reducir operaciones o suspenderlas».

«Todos tenemos que ser muy cuidadosos y realistas en este período, para no cometer errores que después se pagan caros. La industria no está hoy en condiciones de pagar bonos millonarios».

-¿Los trabajadores entienden eso?

«Yo creo que la mayoría de los sindicatos, sí, pero no todos».

-La proximidad de las elecciones, ¿afecta las negociaciones colectivas?

«Muy poco. Desde hace bastantes años, el principal objetivo de los trabajadores con las negociaciones colectivas es defender sus propios intereses y no está conectado con temas políticos».

«Hoy tenemos una indigestión de reformas»

-¿Cuánto afectaron las reformas a la minería?

«Todas las reformas que ha hecho el Gobierno afectan la inversión. Y si sumamos una coyuntura internacional con un ciclo de precios mucho más bajos en los commodities y el cobre en particular, con más incertidumbre para los inversionistas, esto hace que las inversiones bajen aún más».

«Y una prueba de que la coyuntura interna sí importa es lo que ocurrió con la licitación eléctrica. Cuando hay condiciones atractivas para poder invertir, los inversionistas llegan».

-¿Qué puede hacer ahora el Gobierno para atraer la inversión?

«Hoy, la industria minera está invirtiendo poco en Chile y en el mundo. Pero en dos o tres años las inversiones van a volver y es muy importante que en ese momento seamos un país atractivo para volver a invertir en minería. Si no hacemos nada, cuando se reactiven las inversiones, estas no se van a hacer en Chile».

«Y para evitar eso, necesitamos mejorar un montón de cosas: más disponibilidad de energía; obligaciones legales que sean con un mejor costo-beneficio; es decir, conseguir los mismos objetivos de sustentabilidad, medio ambiente, comunidades, de temas de agua, etc., que la sociedad ha propuesto, pero de una forma más eficiente. Por ejemplo, si tienes que gastar US$ 150 millones en un estudio de factibilidad y no sabes si vas a obtener los permisos ambientales o estos se demoran cuatro años y no uno, porque las reglas no son claras, eso hace que el país sea menos atractivo».

-Hay analistas que ven inmovilismo del Gobierno. ¿Lo comparte?

«El foco del Gobierno ha estado más en las reformas que en el crecimiento. Partimos todos de una premisa equivocada, de que independiente de lo que se hiciera, las inversiones iban a seguir llegando de manera automática, porque habíamos alcanzado un grado de desarrollo tal que no había que preocuparse. Pero la situación actual ha desmentido esa hipótesis. El desarrollo tiene que ser responsable e inclusivo, pero también debe tener desarrollo económico, porque sin este no hay nada de lo anterior».

-¿Considera que la reforma constitucional complica más este objetivo de atraer inversiones?

«Cuando hay una reforma importante en curso, normalmente los inversionistas esperan saber el resultado para tomar sus decisiones. Eso, naturalmente, atrasa o disminuye el apetito de inversión hasta que no se aclare cuáles son las reglas nuevas».

-Si pudiera darle un recado al Gobierno, ¿cuál sería?

«Hay un número exagerado de reformas, todas importantes, y hoy tenemos una indigestión de reformas. Soy más partidario de ir cambiando las cosas en forma más continua y pausada».

Su plan de acción para la Sonami

Como candidato al principal gremio minero, Diego Hernández tiene objetivos segmentados. «Para los pequeños productores, hay que mantener el esfuerzo, para que la pequeña minería siga funcionando», precisa. Destaca lo hecho por Enami y el Gobierno con la política de sustentación de precios.

Para la mediana minería, que «está muy complicada porque tiene menos espaldas financieras y costos más altos -señala-, este sector tiene una gran oportunidad en el mediano y largo plazo, cuando los precios suban. «Muchos yacimientos de mediana minería van a ser atractivos cuando vuelvan las inversiones, porque tienen leyes competitivas, son inversiones de menor envergadura, y porque con ese nivel de inversión puede atraer el capital nacional». Su gran escollo son las exigencias, porque son similares a las de la gran minería. «Que un proyecto de mediana minería requiera de 300 permisos, los mismos que una gran minera, es mucho», ejemplifica. Por lo mismo, propone simplificar la legislación para este segmento.

Y en la gran minería, el desafío «es volver a hacer atractivo al país para ese tipo de inversiones». Por ello, hay que trabajar en la normativa y aclarar algunos temas que suscitan inquietud, como la ley de glaciares, la reforma al Código de Aguas, los cierres de faenas, la obtención de los permisos ambientales, entre otros.
José Pablo Arellano: «Debe seguir aumentando su productividad y disminuyendo costos»

José Pablo Arellano asumió en Codelco en el primer gobierno de Michelle Bachelet y con Andrés Velasco como ministro de Hacienda. Su foco fue contener costos y en su período logró concretar cambios en el gobierno corporativo de Codelco, lo que implicó un directorio más profesional y con cierta independencia de los ciclos políticos.

-¿Qué opciones tiene Codelco para afrontar su actual crisis?

«La principal tarea del día de Codelco es seguir aumentando su productividad y disminuyendo sus costos, y está logrando esos objetivos, pero todavía falta. Si bien en el último trimestre del año pasado y en el primero de este año ha registrado pérdidas, el segundo trimestre de este año muestra excedentes levemente positivos, lo que indica que está consiguiendo sus objetivos, pero hay que seguir trabajando».

«Hay otra conversación que tiene que ver con las inversiones y la capitalización».

-¿Estima que si el fisco no tiene recursos para apoyar los proyectos estructurales estos deberían detenerse?

«Hay que hacer las inversiones y optimizarlas por dos razones. Una: estos proyectos ya empezaron y puede resultar contraproducente detenerlos ahora. Además estos proyectos son vitales porque son para mantener en el futuro los actuales niveles de producción. Dos: por costos, ya que hoy es más barato construir que en la época de precios altos».

-El Estado tiene que aportar con capital para hacer esas inversiones. ¿Cuánto?

«Lo necesario para que Codelco no arriesgue su investment grade y, por tanto, no aumente su costo de endeudamiento. Si deteriora su clasificación de riesgo, sería muy grave. Sería negativo para Codelco y para nuestra economía en general».

«Para que el Estado se convenza de que es rentable capitalizar Codelco, la empresa debe seguir bajando sus costos y así recuperar los márgenes a los niveles previos del superciclo. Todas las empresas mineras lo están haciendo, algunas han logrado avanzar más rápido que Codelco».

-¿Cómo el fisco puede aportar?

«Tiene distintos fondos de ahorros que provienen de los aportes que Codelco hizo durante el superciclo. No puede usar esos recursos para gastos corrientes, pero sí para invertirlos en los proyectos estructurales».

-Usted recibió Codelco con costos muy altos y su misión fue contenerlos. ¿Hace algún mea culpa de su gestión en cuanto a no avanzar en los proyectos?

«Cuando yo estuve se capitalizó en cerca de US$ 1.900 millones y nunca se dejó de avanzar en los proyectos por falta de fondos. Pero son proyectos muy grandes, complejos técnicamente y requieren mucho tiempo en su ejecución».

-¿Es momento de derogar la Ley Reservada del Cobre?

«Es un tema que se debió haber resuelto hace tiempo. De hecho, durante el primer gobierno de la Presidenta Bachelet se presentó un proyecto de ley en esa materia. No es una buena política fiscal tener impuestos amarrados a objetivos específicos, estos recursos deben poder asignarse conforme a las prioridades».

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