Empresas estatales hacen mea culpa por daños ambientales y se comprometen a invertir unos US$5 mil millones

May 23, 2016

Petrolera Enap, responsable del accidente en la bahía de Quintero, señala que quieren tomar medidas para tener una operación "más segura, eficiente y sustentable".

(El Mercurio) El derrame de petróleo ocurrido hace una semana en la bahía de Quinteros puso de manifiesto el daño que las empresas, muchas veces del Estado, han provocado al medio ambiente. Y en el caso concreto de esta área de la V Región, denominada por algunos como «zona de sacrificio» por la enorme y persistente contaminación, el cuestionamiento público es mayor para las firmas estatales, dado que allí está la refinería y fundición de Ventanas de Codelco, y el puerto de la petrolera Enap, responsable de este último accidente ambiental.

Las principales firmas productivas de propiedad estatal arrastran décadas de contaminación a cuestas y por ello han comprometido inversiones que suman US$ 5 mil millones. El plan más ambicioso es de la compañía más grande, Codelco, que suma unos US$ 4 mil millones en diversas iniciativas para bajar emisiones de las fundiciones, así como reducir el uso del agua. «Codelco está desarrollando un plan a fondo para resolver los problemas y cumplir, pero no podemos hacernos cargo inmediatamente de la historia», resume su presidente ejecutivo Nelson Pizarro

Enap tiene presupuestado destinar US$ 42,3 millones para medio ambiente este año. Su gerente general, Marcelo Tokman, señala: «En el desarrollo de nuestro plan estratégico hemos detectado brechas importantes en materia medioambiental, las cuales están siendo abordadas a través de proyectos que superan los US$ 100 millones en cada refinería (en Bío Bío y Aconcagua)», precisa. El ejecutivo añade que «para los próximos cinco a siete años contamos con una cartera significativa de inversiones en todas nuestras operaciones que apuntan a mejoras en materia de gestión ambiental, optimizar la operación de nuestras refinerías y disminuir o reparar en forma importante el impacto ambiental».

En el caso de Enami, la presidenta del directorio y ministra de Minería, Aurora Williams, explica que la estatal tiene un plan de modernización que contempla la fundición de Paipote para cumplir con la ley de fundiciones y el cambio en el emplazamiento de la planta de Tal Tal, entre otros proyectos. En el caso de Paipote, el estudio de prefactibilidad arroja una inversión de US$ 400 millones, señala Williams.

Sin embargo, hay escepticismo respecto de estas políticas. El abogado y doctor en derecho ambiental, Lorenzo Soto, sostiene que «Enap es una empresa que ha mostrado una pauta persistente y reiterada de incumplimientos».

«En el caso de Codelco, sin duda es la empresa minera con peores estándares ambientales de Chile», opina Soto. A su juicio, de las mineras privadas que están en zonas con glaciares, la única que tiene una intervención industrial relevante es Codelco Andina».

Enap: «Nos estamos poniendo al día con los compromisos incumplidos»

La petrolera estatal Enap cumple 66 años en junio. Las primeras explotaciones estuvieron en Magallanes, donde se descubrió «oro negro» en 1945 y es allí donde tiene sus pasivos ambientales más antiguos.

En la zona, producto de décadas de perforaciones, los estancieros afrontaron por varios años millonarias pérdidas cuando sus ovejas caían a zanjas y hoyos donde se realizaron búsquedas de petróleo. Por eso, tras años de reclamos de los afectados, Enap creó una unidad de asuntos ganaderos que trabaja diariamente con los estancieros de Magallanes.

«Nos estamos poniendo al día con los compromisos incumplidos, reconociendo lo pendiente y generando soluciones de fondo», explica Gabriel Méndez, gerente de asuntos corporativos de Enap.

En Bío Bío, donde Enap tiene otra refinería, la petrolera desarrolla un programa de relocalización en Hualpén. Los vecinos reclaman desde hace diez años por los malos olores y ruidos generados por la empresa.

La zona, parte de la bahía de San Vicente, ha sido afectada en las últimas décadas por varios derrames de combustibles, algunos de ellos de responsabilidad de Enap.
Uno de los más espectaculares ocurrió en marzo de 1993, cuando el escape de petróleo no fue detectado a tiempo y un soldador que reparaba un barco a las 4 de la mañana provocó, sin querer, un incendio en la bahía que destruyó siete plantas pesqueras y unas cincuenta embarcaciones, paralizando la economía de la zona por varios meses.

Otro de los más dañinos se produjo en mayo de 2007, cuando el barco «New Constellation» descargaba petróleo hacia Enap, cerca de la caleta Infiernillo, que fue calificado por las autoridades como el mayor accidente ambiental de esa década. Tras detectar una deficiente mantención del Terminal B Marítimo, operado por Enap, el Consejo de Defensa del Estado (CDE) decidió presentar una demanda contra la empresa por los daños ecológicos por $4 mil millones. Al final, el CDE llegó a un acuerdo con la petrolera estatal.

Según datos de la Dirección de Territorio Marítimo (Directemar), en la zona han seguido los accidentes provocando derrames de distintos químicos y combustibles.

Dos derrames en la bahía de Quintero entre 2014 y 2016

El último accidente ambiental ocurrió el pasado domingo, en Quintero, zona que ya en 2014 había sufrido el derrame de 38 mil litros de petróleo. En ambos episodios estuvo involucrado Enap. Por el accidente de hace dos años, la petrolera invirtió US$ 7 millones en labores de mitigación en las que trabajaron unas 1.200 personas, y aportó fondos al Hospital Veterinario (UST) de Viña del Mar, al que llegaron varias aves afectadas por el crudo.

El más reciente incidente, el del domingo 15 de mayo pasado, resucitó el reclamo de la comunidad de Quintero, que exige no ser una «zona de sacrifico», donde se daña al medio ambiente en pos de la actividad económica.

Enap intenta que el accidente no provoque más daños a nivel corporativo y político. Activó un operativo de limpieza y está depurando la zona con tres sistemas de bombeo, dos lanchas estanque, dos naves transportadoras, dos máquinas de dragado, 60 profesionales y 40 buzos.

Por su responsabilidad en el accidente, la compañía suspendió al encargado del puerto Claudio Luengo y encargó al jefe de Operaciones de Refinería Aconcagua, Edmundo Piraíno, que encabece la limpieza. También contrató a Edward Owens, asesor técnico de Exxon Estados Unidos, para coordinar los trabajos de limpieza y recuperación de la bahía.

Enap también busca saber qué causó el accidente. «Estamos haciendo una investigación independiente que establezca las causas basales del incidente, establezca las responsabilidades y revise la operación del terminal, para tener una operación más segura, eficiente y sustentable», sostiene Gabriel Méndez.

El accidente tiene el agravante de ocurrir en una zona de gran contaminación, donde operan una decena de industrias y puertos, como AES Gener, Gasmar, Copec, Oxiquim, además de la refinería Ventanas de Codelco.

Es tal el daño que el investigador Antonio Lara, parte de un equipo de investigación que ha estudiado el área de Ventanas, examinó los anillos de árboles de Ciprés macrocarpa, especie que ha sido plantada en el área. «En el período 1952-2012, los anillos muestran que los niveles de concentración de cobre, plata y plomo eran especialmente altos en los árboles creciendo cerca de las plantas industriales de Ventanas, comparados con los de otras áreas, confirmando una mayor exposición de estos árboles a estos contaminantes».

Enami: nueve planes de cierre ya listos y dos en estudio

Enami existe como tal desde hace 56 años. Una de sus fundiciones, Paipote, fue de las primeras declaradas como zona saturada de contaminación, a inicios de los 90.

Según explicó la empresa, Enami cuenta ya con nueve planes de cierre aprobados por Sernageomin y dos en evaluación. Las primeras clausuras programadas serían la Planta Ovalle, donde ya se han ejecutado labores de limpieza, despeje de zonas, levantamiento de equipos, entre otras.

En la planta de Tal Tal, cuyo cierre está definido para el 2018, el inicio de su proceso de clausura depende de la construcción de una nueva instalación, hoy en evaluación, explican en Enami.

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