China y la gran demanda por commodities

Ago 3, 2015

La creación de megaurbes en el gigante asiático definirá un piso a la caída en el mercado de las materias primas.

(Clarín) La desaceleración de la economía china (creció 7% en los primeros 6 meses de 2015 versus 11% en 2007) profundiza la caída del mercado mundial de commodities, y en primer lugar de los metales.

El cobre (65% de las exportaciones chilenas) se hundió a su menor nivel en 6 años, y alcanzó a U$S 5.364 la tonelada; y lo mismo ocurrió con el níquel y el zinc, que cayeron a U$S 11.470 por tonelada y U$S 2.003/ton., respectivamente.

El mineral de hierro, insumo fundamental de la industria del acero, cayó 70% desde su pico de 2007, y alcanzó ahora a U$S 45/ton., que es sólo 15% superior al promedio del siglo XX.

El índice de commodities de Bloomberg reflejó en su canasta de 22 productos el menor nivel desde 2002 (cayó 17% en 2014, y disminuyó otro 10% en los primeros 5 meses de 2015), cuando se revirtió la tendencia secular del siglo XX a la caída del precio de las materias primas en el mercado mundial, y la demanda comenzó a superar sistemáticamente a la oferta, dando origen al tercer superciclo de los commodities, que es el actual.

China es la mayor consumidora de las 5 principales materias primas, y absorbe más de 40% de la oferta mundial de cobre, y un porcentaje similar en el resto de los metales.

De ahí el impacto directo que produce la desaceleración de su economía sobre la demanda (y los precios) de las materias primas en el mercado mundial.

Significa que el indicador decisivo en el mercado global de materias primas es el que establece el nivel de expansión del producto chino.

El PBI de la República Popular no sólo se ha desacelerado. Experimenta ahora una modificación crucial en su forma de acumular y reproducirse.

Crece en 2015 impulsado por el consumo doméstico, y mientras se acelera la migración masiva de su población del campo a las ciudades.

La sociedad urbana abarca 51% de la población y será 70% en 2030.

Lo primero es obra de que el ingreso per cápita crece por encima del PBI nominal (9,2% contra 7% anual). Lo segundo es que ahora son 300 millones los campesinos que se trasladarán a las ciudades en los próximos 15 años, incluyendo 100 millones hasta 2020 (fueron 250 millones los que pasaron a las urbes desde 1978). Migración interna es en China sinónimo de urbanización; y ésta de desarrollo de la infraestructura.

En este momento, están en construcción en China 60 nuevas ciudades; y en los próximos 10 años, todo el noroeste, con eje en Beijing, será una sola y gigantesca megaurbe de 400 millones de habitantes, integrada por una red de trenes súper rápidos (250/300 kilómetros por hora) que interconectarán sus extremos en no más de 60 minutos.

La sociedad urbana abarca 51% de la población, y será 70% en 2030.

Lo mismo sucede en el sur, en las provincias costeras, que ya constituyen una megaurbe de 600 millones de habitantes, desde Shenzen/Hong Kong hasta Shanghai/Delta del río Yangtsé.

Todo indica que esta urbanización sin precedentes establecerá un piso estructural a la caída de la demanda de materias primas en el mercado mundial.

Quizás la urbanización china, cruzada por la más densa red de trenes súper rápidos del mundo, en la segunda y tercera década del siglo XXI, cumpla un papel semejante al que implicó la irrupción de China/India/Asia en el mercado mundial en 2001, cuando desató el actual superciclo de los commodities.

Es una tendencia central para los países que producen alimentos y proteínas, como Argentina y Brasil.

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