Latinoamérica es siempre la primera víctima cuando se trata de China

Jul 9, 2015

Caída en el crecimiento de la región se suma a baja en importaciones, mayores déficit comerciales y menor respaldo a los gobiernos.

(Diario Financiero) La atención global prestada a Grecia es comprensible; la perspectiva de un Grexit es un problema existencial para el segundo mayor bloque económico del mundo. Aun así, la economía griega es más pequeña que la de Chile, que ha sufrido vívidamente por fuerzas económicas globales más poderosas: la desaceleración de China y los crecientes superávit comerciales de Asia. De hecho, América del Sur es casi un canario en una mina de carbón cuando se trata de estos temas.

El mayor efecto, hasta el momento, ha recaído sobre las materias primas. El petróleo, por ejemplo, entró de nuevo en un mercado bajista esta semana, con el Brent, de referencia internacional, cayendo por debajo de US$ 57 por barril. Esto dañará a los exportadores de petróleo de todo el mundo, desde Venezuela a Rusia, sede de la séptima cumbre de los Brics esta semana.

La caída del precio del crudo es, sin embargo, sólo una parte del colapso general de los precios de los commodities que ha llegado tras el fin del auge liderado por China. Este colapso ha dejado sin impulso a países desarrollados como Australia, y a muchos emergentes, especialmente en Sudamérica. Se puede ver en la caída de las tasas de crecimiento de la región, la reducción de las importaciones, la ampliación de los déficit comerciales y la caída del respaldo a los gobiernos. En Brasil, Dilma Rousseff lidera el gobierno más impopular desde la dictadura que terminó en 1986. En Chile, el mayor productor de cobre del mundo, el apoyo a la presidenta Michelle Bachelet ha caído a 27%. El descenso de la popularidad de los líderes hace que les sea más difícil dirigir sus países en tiempos complicados.

Aún así, lo que duele en una parte del mundo puede ayudar en otra. En Europa, por ejemplo, el menor precio de las materias primas ha ayudado a compensar los efectos depresivos de Grecia. El crudo, metales y productos agrícolas más baratos han mantenido baja la inflación y han dado un estímulo a los consumidores. También han ayudado a contrarrestar la desaceleración de Asia, que ha minado el vigor de las exportaciones de bienes de capital de Europa.

Suecia, con un sector industrial altamente orientado a Asia, ha sufrido el deterioro de la balanza comercial desde que el crecimiento de China llegó a su máximo hace cinco años. Alemania sigue mostrando un crecimiento de sus exportaciones, pero el desempeño se ve más débil dado que el euro ha caído 10% en el último año. Como anécdota, los envíos alemanes de bienes de capital a China están cayendo, pese a que Beijing sigue desarrollando el sector, especialmente la robótica. Las exportaciones de EEUU también cayeron en mayo, lideradas por menores bienes de capital y envíos a China.

La razón para ese debilitamiento comercial es el recorte de la inversión asiática. Su dramático efecto puede verse en la caída de 17% en las importaciones chinas registrada en mayo, y el continuo aumento del superávit comercial de Asia.

El superávit llegó a US$ 450.000 millones a doce meses en abril, según Andrew Hurt Economics, el doble que la economía de Grecia. Pero como se debe a menores importaciones en lugar de más exportaciones, es también el tipo «malo» de superávit.

Los modelos de previsión sugieren que una recuperación en ciernes podría estar afianzándose en EEUU, Japón e incluso China, pese al desplome de la bolsa de Shangai. Sin embargo, la caída de las importaciones asiáticas sigue siendo un poderoso deflactor de gran alcance en la economía mundial. Y Sudamérica es la que más ha sufrido.

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