Robots made in Chile buscan revolucionar la industria local

Abr 6, 2015

Si bien es un área poco desarrollada, iniciativas como el próximo "Robotics Day" y la nueva asociación chilena de robótica buscan darles un nuevo estatus a los robots chilenos.

(El Mercurio) En una de las oficinas del IF, en pleno Barrio Italia, el experto en robótica Rodrigo Quevedo lleva un tiempo trabajando en un sistema capaz de mover un dispositivo con el poder de las ondas cerebrales. A más de 12 mil kilómetros de distancia, en Chuquicamata, Codelco afina el piloto de un proyecto que permitirá realizar el cambio de los neumáticos de sus gigantescos camiones de extracción de 300 toneladas gracias a un robot. Suena a ciencia ficción, pero ambos son dos de los últimos ejemplos de cómo la robótica se está masificando en Chile.

Aunque la industria local todavía está a una distancia sideral de la japonesa -los líderes mundiales que en 2012 contaban con 310 mil robots dedicados a labores industriales-, la intención de las autoridades y de los expertos es acortar la brecha. Prueba de ello es, por ejemplo, el “Robotics Day”, un evento de tres días que está organizando Start-Up Chile y que promete reunir a los principales investigadores, desarrolladores, emprendedores y académicos relacionados con la robótica y tecnología a nivel mundial. “Este evento cumple un doble propósito. Primero, estimular a los sectores productivos con la incorporación de la automatización y robótica y, adicionalmente, incentivar en los jóvenes ámbitos como la ciencia, tecnología, matemáticas, ingeniería e innovación”, comenta Eduardo Bitran, vicepresidente ejecutivo de Corfo, entidad de la que depende Start-Up Chile.

Contexto local

Hoy se calcula que existen cerca de 30 organizaciones relacionadas de alguna manera con la robótica en Chile. De hecho, un grupo de 15 de ellas presentarán el próximo 17 de abril la Asociación Chilena de Robótica (Achiro), una organización que pretende potenciar esta industria en el país. “La robótica tiene un gran campo en Chile porque nosotros recién estamos al inicio de la curva. En ese contexto, lo que nosotros queremos con esta asociación es ayudar a asegurar esta industria. Queremos crear una selección nacional de robótica, hacer alianzas internacionales para traer nueva tecnología y, lo más importante, usar las particularidades geográficas del país para probar robots y crear un sello ‘made in Chile’ que certifique que funcionan en condiciones extremas”, comenta Rodrigo Quevedo, quien está liderando la iniciativa.

Quevedo se inició en la robótica a petición de su hijo, y hoy se ha convertido en todo un referente gracias a Rotatecno, una iniciativa educacional con la que pretende evangelizar a los niños acerca de los robots. Junto con eso, hoy está trabajando en una innovación que promete cambiar la vida de personas con discapacidad gracias al neurocontrol. En términos simples, se trata de un dispositivo capaz de usar las ondas cerebrales para controlar una silla de ruedas. “Estamos enfocados en el control mediante la lectura de señales cerebrales. Es un software que reconoce las señales del cerebro y que sabe que en la medida en que aumenta la concentración se pueden mover cosas”, explica Quevedo, quien asegura que este tipo de trabajo abre las posibilidades para que en el futuro se puedan controlar exoesqueletos, híbridos robóticos, o incluso un avión.

Trabajar en robótica es caro. Quevedo cuenta que comenzar un proyecto robótico puede costar desde los US$ 200 mil y que de ahí en adelante varios millones. Un brazo robótico, por ejemplo, puede costar desde US$ 100 mil, y es necesario comprarlo en el extranjero y luego adaptarlo. Por otro lado, un robot con fines más bien recreacionales -como uno diseñado para jugar fútbol- puede costar cerca de $4 millones.

Minería a la vanguardia

Por lejos la industria que más automatizaciones y robots utiliza en Chile es la minería, y, como no, Codelco es el principal exponente. Fidel Báez, gerente de Tecnología e Innovación de la cuprera, comenta que la compañía ha enfocado el uso de robots en sus operaciones con la intención de aumentar la productividad y la seguridad. “Determinamos que ciertas operaciones riesgosas podían ser robotizadas. Algunas como las que tienen que ver con el movimiento, y ahora también estamos estudiando aplicaciones de tecnología en el cambio de neumáticos en los camiones de extracción”, comenta el ejecutivo. La compañía estatal también utiliza robots en el proceso de despegue de láminas de la refinería de Ventanas, y es uno de los líderes en el uso de vehículos sin conductor. Hace algunos años que ya tiene incorporada esta tecnología en cargadores de bajo perfil, y ahora tienen un nuevo proyecto para usar camiones subterráneos autónomos y otro para contar con una flota teleoperada para tener mejores resultados en los rajos abiertos.

El centro avanzado de tecnología para la minería (AMTC, por sus siglas en inglés) es otro de los referentes chilenos en la robótica. Javier Ruiz del Solar, director ejecutivo del organismo perteneciente a la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) de la Universidad de Chile, explica que en Chile, a diferencia de lo que ocurre en los mercados desarrollados, no se está desarrollando mucha innovación vinculada con brazos robóticos o robots médicos. Según el experto, los mayores esfuerzos están puestos en crear robots o dispositivos que puedan interactuar con seres humanos, así como en adaptar máquinas, automatizarlas y transformarlas en robots. “Un ejemplo de lo que se está haciendo en Chile es Bender, un robot desarrollado en la Universidad de Chile hace unos ocho años y que tiene como objetivo interactuar con personas, reconocer caras y objetos. Lo que se pretende es tener una especie de mayordomo, un robot que pueda interactuar, para que en el futuro interactúe con ancianos o niños autistas”, afirma.

Como el principal foco del AMTC es la minería, Ruiz del Solar dice que hoy cuentan con automóviles autónomos que pueden avanzar varios cientos de metros por control remoto y que a diferencia de los que existen en otros países, están diseñados para moverse en terrenos complejos, y no solo en carreteras. Además, están probando un equipo que permitirá llegar a minas o territorios peligrosos para hacer mapas 3D sin comprometer la seguridad de los humanos. “El objetivo del trabajo con robots es alejar a las personas de operaciones peligrosas y ambientes adversos”, concluye.

Costo

Un robot capaz de jugar fútbol puede costar $4 millones. Desarrollar un proyecto robótico, en tanto, tiene un costo de partida de US$ 200 mil.

Chile será el epicentro de la robótica latinoamericana

Miguel San Martín, científico de la NASA a cargo de la misión del Pathfinder a Marte, y Pablo García, de SRI Internacional, uno de los principales centros de desarrollo robótico del mundo, son algunos de los confirmados para el “Robotics Day”, el mayor encuentro de robots de América Latina que se desarrollará entre el 17 y el 19 de abril en el nuevo campus de la Facultad de Ciencias y Matemáticas (FCFM) de la Universidad de Chile. El evento busca, entre otras cosas, democratizar el acceso a la alta tecnología y desmitificar los usos cotidianos de los robots y está siendo organizado por Start-Up Chile. “Queremos sumar un nuevo desafío al trabajo que hemos estado desarrollando en los últimos años. Junto con fortalecer el emprendimiento en el país con startups de alto impacto en software, ahora queremos hacer un llamado a emprendimientos en robótica, salud, biotecnología, energías limpias y educación, que son los principales desafíos que Chile y el mundo tienen que enfrentar en los próximos años”, comenta Sebastián Vidal, director ejecutivo del programa de Corfo.

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