Aylwin, Rafael Guilisasti y Peter Beaven, entran al debate nacional y los desafíos para Chile

Ago 4, 2014

El próximo jueves, Icare entregará sus tradicionales premios al ex Presidente de la República, al segundo vicepresidente de la Sofofa, y a la minera privada más grande de Chile, encabezada por su presidente de Cobre. Ad portas de ese reconocimiento, los tres, junto al presidente de Icare, Guillermo Tagle, desmenuzan la coyuntura.

(El Mercurio) La cita es para este jueves, y a diferencia de otros años, el escenario será el Teatro Municipal de Las Condes. Ahí se efectuará una nueva versión del tradicional Premio Icare, que esta organización entrega anualmente.

En esta ocasión, los premiados serán Rafael Guilisasti, en la categoría Empresario; BHP Billiton Chile, en la categoría Empresa, y habrá un premio especial por su trayectoria -por su aporte a la transición y a la búsqueda de los consensos-, para el ex Presidente de la República Patricio Aylwin.

En la elección de los premiados participó un jurado compuesto por cinco personas: Lucía Santa Cruz (ex directora de Icare), Francisco Silva (past president), Jorge Bande (director), Nicole Nehme (directora) y Guillermo Tagle (presidente en ejercicio de la institución).

La elección de los ganadores no es casual. El directorio de Icare entrega al jurado una suerte de inside o señal de qué busca Icare promover como idea en determinado momento y período.

«El premio es básicamente ejemplificador. No es un premio al mejor empresario del año. Es más bien a una trayectoria y lo que a Icare le interesa desatacar como señal», explica Manuel Vargas, director ejecutivo de la entidad.

«Quisimos identificar personas y empresas que hubiesen hecho un aporte, gente que está dispuesta a dar algo más que lo que dan sus pares. Buscando no solo el beneficio propio, sino que también buscando el beneficio de la comunidad», agrega Guillermo Tagle.

Ejemplifica con el aporte hecho a Chile por Patricio Aylwin, justo en un contexto en que han surgido voces que rechazan la política de los acuerdos, que -contrasta Tagle- es justamente la que ha permitido al país y a las familias progresar sostenidamente durante los últimos 25 años.

«Estamos viviendo un momento donde hay mucha gente que plantea que no quiere buscar acuerdos: ‘yo quiero hacer lo que queremos, y no queremos sentarnos a la mesa a conciliarnos con otros’. Y cuando se mira lo que se ha hecho en Chile, cómo se construyó lo que se ha construido en los últimos 25 años, nos genera algún grado de preocupación y desconcierto cuando uno encuentra posturas -que empiezan a adquirir bastante soporte- que miran hacia atrás y piensan que son 20 años que pareciera que Chile hubiera retrocedido en todos los índices. La verdad es que es todo lo contrario», resalta.

Desde su experiencia y trayectoria en IMTrust, Tagle desliza otro factor, relacionado con las generaciones más jóvenes que dan por sentados los progresos.

«Hoy día, toda la gente que tiene menos de 30 años vive en un país que desde que ellos nacieron ha progresado, no han tenido grandes crisis, y siempre han ido para adelante. Viven en grupos familiares que han ido progresando y que han ido teniendo acceso a mayor bienestar. (…) Con las crisis se adquiere un grado de prudencia distinto», advierte.

Por azar del destino, esta será una premiación con coincidencias. En la de 1995 fue Eduardo Guilisasti Tagle (padre del actual premiado) uno de los galardonados. Y otra fue Minera Escondida, hoy parte del grupo BHP Billiton.

Además, esta es la segunda vez que una firma de capitales extranjeros recibe el galardón. La primera fue Lever, en 1987.

Un reconocimiento que Peter Beaven agradece no solo por BHP. «Nuestra industria tiene una oportunidad para destacar que es posible hacer sus negocios de manera sustentable, con responsabilidad», dice el presidente de Cobre de una multinacional que opera en Chile los yacimientos Escondida, Cerro Colorado y Spence y que entre sus logros destaca el empujar el desarrollo regional en Antofagasta.

Un botón de muestra es que en Escondida, por ejemplo, trabajan entre tres mil a cuatro mil proveedores, de los cuales, el 95% son chilenos y sobre el 70% son de esa región.

El mercado y los déficits

Rafael Guilisasti, ex presidente de la CPC, estima que hay una parte de la opinión pública y ciudadanía que no comparte los fundamentos de una economía de mercado, y que piensan que la economía debe organizarse de otra manera. «Y esa tensión está ahí presente», dice.

Tagle plantea que desde mitad de los 2000, después de haber pasado un peak del «éxito» del modelo de desarrollo empresarial chileno, por distintas razones ha habido un deterioro de la percepción del aporte real que hace la comunidad empresarial al desarrollo del país.

«Si antes era suficiente tener cuota de mercado y buena relación con trabajadores, hoy el desarrollo de una empresa tiene muchas más aristas involucradas, y en ese proceso se empezó a deteriorar el ambiente y empezamos a llegar a una situación de tensión entre la percepción de lo que la comunidad ve que hace el empresariado y lo que el empresariado siente que aporta a la comunidad. Se nos empezó a producir una divergencia», estima Tagle.

¿Malas actuaciones o aprovechamiento político?

Guilisasti responde: «Hay de todo».

Para el dirigente gremial, la práctica empresarial ha estado mutando desde una legitimidad natural o «de origen», a una legitimidad «de ejercicio».

Se refiere a que hoy las compañías día a día se juegan su legitimidad en el ejercicio de la actividad diaria, en las decisiones que adoptan y en los impactos que estas causan. Y por ello el mundo empresarial está mucho más exigido, estima. «Hay más posibilidad de falla y error en esa legitimidad de ejercicio. Antes uno decía doy trabajo y pago impuestos. Hoy ese es el piso, el desde», agrega.

Pero está convencido de que «bajo el régimen de una economía de mercado, este país es donde más ha crecido. No hay otros resultados exitosos», agrega.

¿Cuáles son los déficits?

Lograr una estructura menos concentrada y con más empresas de tamaño medio y pequeño, lo que -estima Guilisasti- le da más solidez a la actividad empresarial. «Densificar más la base de empresarios», dice.

Pero destaca la diversificación al interior de las empresas. «Hoy día, Concha y Toro -el ejemplo que conozco- no es una productora de vinos, tiene mucho más densidad en su operación comercial afuera. Es una empresa que produce vinos, pero que aprendió a vender, y su expertise está en las redes de distribución que está teniendo en otros países», ejemplifica.

«La incertidumbre se ha mantenido» Rafael Guilisasti, empresario y líder gremial:

Rafael Guilisasti dice que uno de los factores que más le preocupa hoy de Chile es cómo se ha perdido el valor de la gradualidad. «Hay en el ambiente y en las propuestas políticas, una idea de que la gradualidad es algo negativo y se quiere hacer todo inmediatamente», recalca el destacado empresario, que encabezó la CPC entre 2008 y 2010 -en plena crisis financiera mundial- y hoy es vicepresidente de la Sofofa y presidente de Viñedos Emiliana.

-¿Cómo ve las expectativas, las confianzas empresariales y el clima de negocios hoy en Chile?

«Sin duda que hoy la foto no es buena, porque tenemos dos factores influyendo. Uno es que estamos en un cambio del ciclo económico y eso es bastante independiente al ciclo político. Hay una ralentización de las economías emergentes. Y hay un problema que nosotros arrastramos hace unos siete u ocho años, que es la falta de reformas en nuestro sistema económico. La falta de reformas se traduce que nuestro PIB tendencial va a andar entre el 3 y el 4%».

«Y segundo, creo que lo que está aportando el ciclo político es una incertidumbre -más allá de las particularidades de la reforma- o, lo que uno llamaría, una pérdida del valor de la gradualidad. La gradualidad se asocia a lo timorato, a ‘cocinas’ o a cosas no legítimas. Si vienen cambios muy profundos y, sin gradualidad, también las decisiones personales se empiezan a ver afectadas. Ese es el clima que me gustaría que se corrigiera. Por ejemplo, en la reforma educacional. Estas son sociedades complejas: uno no las puede intervenir así, porque se producen reacciones adversas».

-La mezcla de un ciclo económico a la baja con la actual realidad política, ¿qué está dando cómo resultado?

«Incertidumbre. Hoy día, incertidumbre».

-¿Más que cuando ganó la Presidenta Bachelet? Porque la idea era que se fuera disipando la incertidumbre en la medida en que se fueran conociendo los temas…

«Yo creo que las incertidumbres no se han despejado, porque no se ha sentado un modo de ejecución de los cambios. El mérito del protocolo de acuerdo es que hubo una corrección. Lo que vemos en educación es lo mismo. Un montón de anuncios, pero todos se preguntan cuál es la hoja de ruta…».

-¿No ve que hay menos incertidumbre hoy que hace seis meses o un año?

«No, no hay menos. La incertidumbre se ha mantenido. Hay ciclos económicos que vienen con más incertidumbre. Ahora, este nivel de incertidumbre no es un puro dato económico, es una cosa que afecta a todos. Uno va tomando menos decisiones: invierto menos, consumo menos, me protejo».

-¿Considera que el protocolo de acuerdo estuvo bien diseñado o cree que fue un «mal menor»?

«El acuerdo soluciona un problema y deja otros pendientes. La reforma original tenía un profundo error conceptual: le daba el mismo tratamiento al consumo y al ahorro. Hay que ver cómo se termina la redacción, pero en el espíritu del acuerdo está que haya un incentivo importante para que las empresas ahorren, y eso es una buena señal de largo plazo para la economía. El segundo elemento es que hay un buen incentivo para las empresas medianas hasta 100 mil UF de poder utilizar sus recursos en inversión. Esas dos señales son positivas para la economía. El tercer elemento es que hay un componente de gradualidad. Esta reforma tributaria tiene tres plazos para ejecutarse. Lo cuarto es que también hay un componente de responsabilidad fiscal, porque vamos a entrar en un ritmo de mayor gasto fiscal y se quiere financiar esto con recursos tributarios. Ahora, no vamos a saber si esto es suficiente para generar un clima potente de reinversión».

-¿Cómo están viendo el tema del acceso de capitales? El FUT, que era financiamiento prácticamente a costo cero se limita y las tasas van a subir en Estados Unidos.

«La economía, curiosamente, es dinámica. A veces cuando hay mucho acceso a capital las empresas entran en un proceso de destrucción de valor al ejecutar malos proyectos. Las exigencias de rentabilidad sobre los proyectos van a ser naturalmente más estrictas, porque el recurso de capital va a tender a fluir menos. Sin duda ese escenario puede ser una oportunidad para que las empresas realmente valoricen bien y ejecuten bien sus proyectos. El FUT tenía muchas ventajas en su inversión inicial, pero también fue una puerta a la evasión y, en algunos momentos, produjo que las empresas se embarcaran en proyectos que no generaron valor a los accionistas».

-¿Cómo ven el escenario de la reforma laboral? ¿Ve preocupantes los temas del fin del reemplazo en huelga y la titularidad sindical?

«Hay que reintroducir la racionalidad en el debate. Toda reforma tiene costos y beneficios. No podemos ignorar esa secuencia. No se trata de no a todo ni de sí a todo».

«A mí no me gusta hablar de reforma al Código Laboral. Por qué no hacemos un esfuerzo para ver cuáles son los cuellos de botella que hoy día existen en el mercado laboral. Lo que plantean los trabajadores y lo que planteamos los empresarios. Hay una inquietud de los trabajadores en torno al fortalecimiento sindical. Si uno mira experiencias mundiales, en general lo que se tiende a dar es que en empresas más maduras, en los sectores más desarrollados y en empresas más grandes, efectivamente los sindicatos están en mejores condiciones de negociación. Eso no se puede medir con la tasa promedio de sindicalización. Es muy distinto la minería que un sector emergente. Creo que ahí hay que discutir en torno a la negociación colectiva. A los trabajadores les interesa el tema del fin del reemplazo de huelga, pero a nosotros los empresarios nos interesa que la huelga no pueda ser una paralización total de faenas críticas».

«A nosotros nos interesa que la negociación colectiva efectivamente sea un espacio al interior de la empresa donde se pueda discutir muchos elementos que hoy día no se pueden por la propia reglamentación. Turnos, jornadas parciales, bolsas de horas, cosas que apuntan a mejorar las productividades dentro de la empresa. También que haya más flexibilidades pactadas en torno a la capacitación».

«Sobre la titularidad sindical me gustaría escuchar más experiencias. Hay que ver qué representatividad tienen los sindicatos que negocian. Más que la titularidad sindical, creo que los dueños de la negociación son los trabajadores, no los sindicatos. Eso no agota el mercado laboral».

-¿Cómo se están preparando desde la Sofofa y desde el comité laboral de la CPC para la reforma que se viene en octubre?

«Creo que la reforma no se viene en octubre. En octubre viene el ingreso del proyecto de ley y, sobre eso, tendremos que hacer la discusión. No digo que vayamos a estar de acuerdo con la CUT. Vamos a tener temas divergentes y vamos a plantear temas divergentes. No le tengo miedo para nada al debate. Este es un tema que les interesa a todos. Cómo se organiza la economía del trabajo no es un tema solamente de la CUT y de la CPC».

«Ahora, se tienen costos cuando las discusiones se llevan mal o se polarizan. Tienen costos en la economía: aumentar la incertidumbre hasta que la discusión no se zanje. Son cosas que no vamos a cambiar si no tenemos un principio de gradualidad en el diseño y la discusión de reforma. Vamos a aumentar la incertidumbre».

-En términos de la desaceleración económica, ¿cree que ya se tocó el piso?

«Tengo una opinión definitiva: la señal más potente de la economía para que entremos en un ciclo pro inversión es una señal en los precios de la energía. Mientras no enfrentemos decididamente en el largo plazo la capacidad de generación del sistema, usando todas las fuentes, principalmente termo e hidro, no va a haber un cambio de giro».

-¿Cómo evalúa la Agenda Energética del Gobierno?

«Está bien inspirada, pero a esta altura lo que necesitamos son los fierros. Incorporar capacidad de generación relativamente rápida al sistema».

-Hay un consenso amplio en torno al diagnóstico y a las soluciones energética. Pero, ¿por qué no se hace? ¿Hay poca voluntad de gastar capital político?

«Hay que gastar el capital político. Ya llevamos gobiernos de distintos signos que no quieren gastar el capital político».

-¿Qué evaluación hace usted del gobierno pasado en esta materia?

«Los resultados están a la vista, ¿no?».

-¿Se reaccionó tarde?

«Estamos llegando tarde a hacer reformas en muchos ámbitos y eso tiene un costo. Tal vez fue el éxito. A veces los súper ciclos económicos producen un relajo. Además, cuando uno dice que no hay capital político no ha dejado impactar en eso el deterioro de la política. Partidos menos arraigados y un Parlamento que tiende a clientelizarse hacen más difíciles los procesos de toma de decisión política».

-¿Qué evaluación hace del Gobierno en general y de la Presidenta en estos primeros cinco meses?

«Es muy prematuro hacer evaluaciones categóricas. Mi gran inquietud -y ya veremos si tiene rumbo de corrección o no- es que estamos entrando en un rumbo de muchas reformas profundas y los gobiernos son de cuatro años. Lo estamos haciendo en un ciclo económico que conocemos y donde no hemos recuperado fortalezas políticas para articular la sociedad todavía».

-En las primarias usted apoyo a Andrés Velasco. ¿Cómo lo ve posicionado?

«Lo que representa Andrés es una opción bastante válida. Seamos francos: el fin del binominal es el fin del binominalismo como pensamiento, no solo que vamos a estar enfrentados a dos opciones».

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