Los efectos del ‘súper’ bono de El Teniente en el comercio local

Mar 10, 2014

De sus entrañas se extrae cobre, pero esta semana es como si hubiera salido oro puro. En Rancagua, el bono más grande que haya entregado la división El Teniente de Codelco ha revolucionado el comercio local. Automotoras, tiendas de productos electrónicos, inmobiliarias y clínicas de belleza quieren sacar una tajada. Porque saben que entre los mineros están los que quieren invertir... y los que quieren disfrutar.

(El Mercurio) La tarde del miércoles, un camión cargado con una decena de automóviles se estaciona frente a una automotora para comenzar a descargarlos. Adentro, media docena de hombres, acompañados de sus familiares, esperan con ansias.

A unas cuadras de ahí, las calurosas calles del centroestán atestadas de personas comprando, como un fin de semana cualquiera en Santiago.

Solo que es martes. Y es Rancagua.

Esta semana, el comercio de la capital de O’Higgins vivió una pequeña revolución. En sus 260 km {+2} se reparten cerca de 250 mil almas que, si no trabajan en el comercio o la agricultura, de seguro lo hacen en la división El Teniente de Codelco. Esa que esta semana convirtió a los «viejos» -como se conoce a los mineros de aquí- en protagonistas de portadas de diarios y los puso en boca de todos por los 21 millones de pesos que, entre bono y un préstamo «blando», recibieron. La cifra más alta en la historia de la mina.

En 2011, cuando El Teniente acordó la entrega de un bono de $15 millones tras la negociación colectiva acordada ese año, la automotora que ahora descarga los autos vendió 200 vehículos. Esta vez, apenas se conoció el monto récord, inició una campaña publicitaria en prensa escrita y radios locales para difundir sus promociones. También se puso en contacto con todos los clientes del bono anterior, a ver si se tentaban.

Humberto Mañan (52 años), operador de El Tenientey experto en ferrocarriles, se ha paseado durante dos semanas por más de seis empresas automotrices. Quiere un automóvil cero kilómetro, automático y de color rojo.

-Mi mujer tiene un problema a la cadera, por eso lo prefiero automático.

Después de mucho comparar, y asesorado por un amigo, finalmente se inclina por un vehículo color plata. Para ayudarlo a decidirse, la concesionaria le regaló la patente.

Como este local, el resto del comercio rancagüino solo piensa en cómo atraer a los 4 mil 500 beneficiados con el pozo millonario. Si hace dos años las ventas locales se dispararon notoriamente con el anterior beneficio, este año las expectativas son igualmente altas.

O más.

El doble de stock

Víctor Herrera, gerente de la tienda del ABC-Din que está en el paseo Independencia -el eje comercial principal del sector- sabe bien lo que puede traer esta lluvia de millones.

Apenas escuchó rumores sobre el pago del bono,planificó una estrategia de ventas pensada en los mineros. La idea era que se llevaran la mayor cantidad posible de tablets , celulares, pantallas LCD y productos de línea blanca. Una verdadera cacería para los vendedores que ganan por comisión.

-Para este mes nos cargamos con un 50% más de stock.

Mientras habla, no pierde de vista a los dependientes que montan las ofertas destinadas a captar esta «mina de oro». A falta de exhibidores y de espacio en las bodegas, apilaron varias cajas con pantallas LCD para poner encima televisores encendidos que muestran imitaciones de Kramer.

-Lo que pasa es que son muchas, muchas lucas las que andan dando vuelta… no alcanzo ni a dimensionar cuánta plata es. Por eso no hay que dejar a nadie que se quede solo mirando, hay que abordar altiro a todo el mundo que entra. Ayer se notó altiro el aumento en las ventas, sobre todo porque pagan cash .

Y parte a atender a un potencial cliente.

Darse un gusto

-La mayoría de los viejos más antiguos están en la onda de invertir en propiedades, y los más nuevos en comprarse autos nuevos.

Marcelo prefiere no dar su apellido. Es miembro del sindicato Los Caletones y viste en forma similar a como lo hacen los «viejos»: camisa a cuadros, jeans gastados y ojos cubiertos tras unos anteojos de sol Ray Ban . Al caminar una densa estela de un perfume Antonio Banderas queda en el aire.

Cuando se refiere al bono, no se olvida de recalcar que es el «más alto en la historia de la minera», aunque lo hace con pudor, justificándose.

-La vida del minero es muy sacrificada. No solo por la extensión de los turnos y los viajes a diario, sino porque estamos expuestos a altas temperaturas, contaminación… no es como cualquier trabajo.

En las calles se cuenta que uno partió directo al casino Monticello y se gastó cinco millones. Y que otro le pagó una cirugía a su mujer para que se quite años de encima.

Marcelo, quien lleva 27 años trabajando en la empresa, piensa gastar el suyo en pagar su casa y la universidad de sus «muñecas». Aunque admite que se hizo un recorte para festejar. El viernes pasado invitó a 35 familiares a compartir un asado que duró hasta las nueve de la mañana del día siguiente.

Están conscientes de las expectativas que se generan cada vez que reciben un bono. Claudio Campos cuenta que, apenas corre el rumor de que el pago se acerca, les bombardean el correo electrónico ofreciéndoles promociones, intereses más bajos y descuentos exclusivos.

Para los tentados -comenta- es como cruzar por un campo minado. En su caso invertirá su plata en un pie para comprar un departamento.

-El auto se desvaloriza, en cambio un bien raíz te queda. Esos son mis planes. También le llega su «colita» a mi señora y a mi madre. Pero conozco gente que hace de todo… cambian el auto, enchulan a la señora, algunos son bien conocidos por eso… Una suma así es difícil que te la den en otro trabajo, por eso uno se proyecta o se da gustos.

Invertir a futuro

Unas cuadras más arriba, en la calle Juan Nicolás Rubio, está el sindicato Sewell y Mina Unificada, otro de los centros sociales de los mineros.

Allí está Pablo Reyes. Llegó a Codelco hace 26 años como mecánico de maquinaria pesada; ahora trabaja como tesorero y está a cargo de resguardar una antigua caja fuerte color azul emplazada en el suelo de su modesta oficina.

Sentado en un añoso escritorio de madera gastada,muestra un par de pesos cubanos, seguidos de un roñoso dólar estadounidense. Ese que muchos guardan para la buena suerte, o para espantar a los envidiosos. En estos días, estos últimos sobran en la ciudad.

-¿Qué qué voy a hacer con los 21 millones? Pagar unas deudas acumuladas que tengo de la universidad de mi hija mayor, y guardar el resto para la siguiente, que ahora está en tercero medio.

A diferencia de otros amigos, agrega, prefiere invertir la plata en el futuro de su familia, en este caso en el de sus hijas, porque está separado. No le interesa tener un auto, porque no lo necesita, y con su celular de pantalla blanco y negro le basta y le sobra para hacer o recibir llamadas. En él no existe ambición, asegura.

-Lo único que puedo decir es que todos estos millones no son tantos cuando tienes el cáncer por dentro, y todos en la mina lo tenemos. Por eso muchos se gastan la plata altiro.

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