Sueldos generosos. La nueva movilización de los subcontratistas de Codelco puso en el tapete el problema de la sobredotación en la estatal y su bien pagada planilla. Un sondeo entre distintas mineras y en la propia estatal arroja que en la Corporación del Cobre la dotación propia no ejecutiva gana entre 10% y 20% más que sus pares de la minería privada y sus remuneraciones superan varias veces –hasta cinco en el caso de un capataza la de subcontratistas que hacen un trabajo similar. En Codelco niegan que se repitan funciones.
¿Cuánto gana un minero? El sueldo base promedio de un trabajador productivo del sector supera los $ 700.000 -en 2007, fue de $ 836.860 en Candelaria, $ 775.000 en Los Pelambres, $ 758.000 en Mantos de Oro y $ 630.000 en Manto Verde-, informa el gremio electrometalúrgico y minero Consfetema. Si se suman los bonos nocturnos, por trabajar en altura, gratificaciones e incentivos, el salario total es más de $ 1,1 millón, agrega el presidente del sindicato de Los Pelambres, Sergio Muñoz. Eso en promedio, porque los sueldos varían en el microcosmos de una faena minera.
En Codelco, este mismo trabajador obtiene un 20% más en su remuneración final, aunque parta de un sueldo base inferior. Raimundo Espinoza, presidente de la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC), dice que ello se debe a que Codelco tiene contratos colectivos que datan de casi 100 años, por lo que la base de negociación es más alta que las privadas y además, incorporan muchos bonos -de educación, salud y seguridad-, pues las divisiones eran enclaves aislados.
Ahora bien, existen diferencias entre divisiones, lo que Espinoza es partidario de homogeneizar. En términos generales, los mejores salarios están en Codelco Norte y los más bajos, en El Salvador. En la división más grande de Codelco, un chofer de camiones y un “palero” ganan $ 2.960.000 como remuneración bruta anualizada (incluye bonos y otros ingresos, sin descontar leyes sociales e impuesto), mientras que un administrativo –trabajo de oficina no profesional- obtiene un ingreso bruto de $ 1.300.000.
Pero según apunta un ex gerente del área de recursos humanos de Codelco, las distintas divisiones han ido nivelándose en sus sueldos por los bonos propios de cada unidad. Así, en Codelco Norte tienen un bono llamado “manilla a manilla”, una gratificación por transporte, que supone que se empieza a trabajar desde el momento mismo en que comienza la movilización hacia la mina. En El Teniente, en tanto, tienen un “bono del barro”, por las dificultades de trabajar con las botas en el lodo.
“No es culpa de los trabajadores de Codelco que Chile tenga malos sueldos y que el resto de los trabajadores no tengan el acceso a la educación y salud adecuado al nivel de desarrollo del país”, dice el presidente de la FTC. Y agrega: “Si soy productivo, eficiente y competitivo, nadie tiene que fijarse en nuestros sueldos. Los trabajadores de Codelco no sentimos vergüenza ganamos, porque lo merecemos”.
Mundo subcontratado
La brecha se acrecienta si se compara con los subcontratistas. Salvador Castro, presidente de Consfetema, sostiene que sus asociados –trabajadores de mineras privadas- tienen una remuneración, en promedio, 50% superior a los contratistas. Pero, apunta, no hacen las mismas labores. Sergio Muñoz, de Los Pelambres, afirma que si el “mínimo” en sueldo base de un trabajador de faena (sin bonos) supera los $ 700.000, hay labores subcontratadas que pagan menos de la mitad, “como los sueldos del proveedor del casino, con $ 263.000”.
En Codelco, la brecha se acrecienta. La Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC), liderada por Cristián Cuevas, afirma que la dotación propia tiene sueldos hasta cinco veces superiores por trabajos similares a los subcontratados. Y ponen el caso de un capataz que gana $ 700 mil, mientras su similar de Codelco recibe más de $ 2 millones. En Codelco niegan las diferencias y dicen que los privados pagan lo mismo.
En la estatal admiten que el alza en el número de subcontratistas en los últimos cinco años intentó paliar así la pérdida de productividad de los trabajadores propios. Esto es una realidad conocida en la industria. “Codelco aumentó el número de trabajadores subcontratados mucho más rápido que cualquier otra minera, lo que es un síntoma más de las debilidades que presenta la empresa”, señala Juan Carlos Guajardo, director de Cesco. Y agrega que por ello, “no es casual que el conflicto no se haya extendido a laminería privada”. La Dirección del Trabajo cifró en 4.934 los subcontratistas de Codelco que hacen la misma función que un trabajador propio.
Los mejores sueldos y la mayor estabilidad laboral han hecho subir la edad de los trabajadores de la estatal. La edad promedio de un trabajador propio en faenas productivas en Codelco es de 51 años, según la CTC, mientras en sus competidoras es de 38 años. En la estatal manejan una cifra distinta, pero que igual da cuenta de la diferencia: la edad promedio de un trabajador Rol B (no ejecutivo ni supervisor) es de 48 años. La edad de los subcontratados promedia 36 años. “Es muy difícil echar a alguien de Codelco”, señala un ex vicepresidente. En Codelco existe, además, entre 5% y 7% de “enfermos profesionales”, trabajadores con licencias médicas por años o capacidad laboral disminuida, versus un 4% de la industria.
El conflicto laboral, junto a sus crecientes costos, han reabierto el debate sobre qué hacer con Codelco. En ese contexto, se ha vuelto a sugerir incorporar capital privado -como las AFP- para mejorar su gobierno corporativo y elevar la eficiencia.
La otra cara de la moneda: la alta rotación de gerentes
En Codelco explican que hay menos diferencias entre los sueldos más altos y los más bajos que en sus competidoras privadas. Así, los sueldos menores son hasta un 20% superiores que sus equivalentes en otras mineras, mientras que en los cargos ejecutivos están por debajo en un guarismo similar.
Esto genera que, como explica un gerente de la estatal, “se dé inamovilidad en los trabajadores de menos calificación y una alta rotación en las gerencias”.
De ahí que la rotación de la alta dirección sea enorme. Según la empresa, entre el año 2005 y mayo de 2008 un total de 111 profesionales en cargos claves han abandonado la estatal, migrando hacia las privadas principalmente. De ellos, 65 son ejecutivos, nada menos que un tercio del cuerpo gerencial, y otros 71 profesionales son del denominado Rol A, es decir, supervisores.
“Conozco un gerente que se fue hace unas semanas a Antofagasta Minerals ganando un 50% más que su sueldo en Codelco”, comenta un ejecutivo de la alta dirección.
De hecho, las grandes mineras se han nutrido de la estatal a la hora de armar sus planas ejecutivas. Ex Codelco son el presidente ejecutivo de Antofagasta Minerals, Marcelo Awad, así como el gerente general de Minera Caserones, Nelson Pizarro, y el vicepresidente comercial de Collahuasi, Rodrigo Toro.
En el mundo minero se sabe que las gerencias de comercialización e inversiones de las privadas están compuestas en su mayoría por ex gestores de Codelco.
Un directivo de la estatal lo explica así: “Cuando empezó el desarrollo minero privado en Chile en los 90, la única empresa con profesionales suficientes era Codelco y empezó la grúa. Desde entonces se van y con mejores sueldos”.
Otro alto ejecutivo explica que, pese a ello, no todos se van y algunos vuelven: “Tiene un plus trabajar en la mayor empresa del mundo del cobre, en una compañía que es muy valorada por la sociedad chilena. Da un estatus especial trabajar en Codelco”.
Fuente / La Tercera