La Empresa Nacional del Petróleo (ENAP) dejó de recibir, desde el 1 de enero pasado, crudo argentino a través del Oleoducto Trasandino, situado en la VIII Región.
Ello, luego de que expirara el contrato anual con Chevron, que decidió reorientarse al consumo interno del vecino país.
Por ello, hoy el personal del oleoducto, que trasladaba el petróleo de la provincia trasandina de Neuquén hasta la refinería Biobío de Enap, está dedicado a bombear y limpiar los 52 mil metros cúbicos que aún quedan en el ducto. Estas labores podrían durar aproximadamente un mes.
El oleoducto fue inaugurado el 15 de febrero de 1994 y, tras casi doce años de funcionamiento, su destino todavía es incierto. Por lo menos hasta la próxima reunión de directorio, que debería realizarse en marzo.
“Todo depende de lo que resuelva el directorio”, afirmó el gerente general de Oleoducto Trasandino, Jaime Pulido, señalando que una de las opciones futuras podría ser esperar a que la situación argentina cambie.
Hace diez años, la producción petrolífera en la cuenca de Neuquén permitió el abastecimiento interno argentino y la exportación de grandes volúmenes a Chile. Hoy, sin embargo, y con una caída estimada en 11% de la producción durante 2005, las petroleras trasandinas están privilegiando el mercado interno.
Por eso, el gerente comercial de Enap, Gastón Ramos, señaló que el cese del suministro argentino se veía venir y la empresa tomó los resguardos necesarios, abasteciéndose ahora desde Africa occidental, Ecuador, Perú y Brasil, razón por la cual las labores de refinación no se verán perturbadas.
Según Ramos, los consumidores finales tampoco se verán afectados por un mayor precio en el combustible, por cuanto explicó que la fijación de éste no depende de los costos de Enap, sino de los precios de referencia internacional.
Agregó que el fin del contrato con Chevron se debe a que hoy Argentina ya no cuenta con los excedentes necesarios para satisfacer, además de la demanda interna, las exportaciones a nuestro país. En algún momento, el crudo traído por el oleoducto representó casi el 50% del consumo de Enap, pero en el último año apenas llegó al 13%.
“Habría que esperar a ver si la situación se revierte”, dijo el ejecutivo en relación a la baja producción argentina, aunque declinó pronunciarse respecto del destino del oleoducto, en el que Enap tiene un porcentaje de la propiedad. “Tendrá que definirlo el directorio de la sociedad”, expresó.
Inversión
La construcción del ducto, que tiene 424 kilómetros de longitud, requirió de una inversión de
US$ 220 millones y la conformación de una sociedad anónima cerrada encabezada por Repsol YPF, Unocal Corp. -que luego pasó a ser Chevron- y Enap, que hoy tiene el 18,25%. Posteriormente, en 2001, Repsol vendió en US$ 68 millones el 36% a la canadiense AEC Pipelines y mantuvo un 18%.
Actualmente, el directorio de Oleoducto Trasandino S.A. está conformado por un director de Enap, uno de Repsol YPF, uno de Chevron y dos de la también canadiense Encana, que compró AEC.
Con una vida útil estimada entre 30 y 40 años, el oleoducto tiene una capacidad máxima de transporte de 18.000 metros cúbicos diarios, equivalente a 115.000 barriles. Durante los diez años que funcionó a máximo caudal llegó a movilizar casi 17.000 metros cúbicos diarios (110.000 barriles)
Sin embargo, durante los últimos meses de 2005, el caudal bajó drásticamente a 30.000 barriles diarios, es decir a casi un cuarto de su capacidad máxima. Ello se debió, primero, al término en enero de ese año del contrato entre Enap y Repsol YPF para el suministro de crudo argentino. Luego, sólo quedó el contrato con Chevron, que venció el 31 de diciembre último.
En su período de operación a máxima capacidad, el oleoducto llegó a contar con 21 funcionarios en la planta de la VIII Región. Hoy sólo quedan doce, encabezados por el gerente regional Elías Bartulovich.
Fuente/El Diario